lunes, 24 de junio de 2019

Sólo el sistema es antisistema



Hay un mensaje muy importante incrustado en el escueto y moroso metraje de THE ALCHEMIST COOKBOOK, penúltima provocación del enésimo enfant terrible surgido de los márgenes del underground, Joel Potrykus, que lleva una década animando el cotarro con sus inclasificables mezclas de filosofía nihilista y terror sobrenatural. Puede sonar raro, pero así es como se desarrolla este extraño film, de apenas 80 minutos, que emplea casi la mitad en mostrar a un tipo aislado en mitad del bosque, mientras realiza indescifrables experimentos, diríamos que químicos, aunque no queda claro. Le trae provisiones un negro con pinta de pimp, que no para de hablar y preguntarle qué diablos está haciendo allí en medio de la nada. No será ya hasta casi la mitad de la película que nos enteremos de que quizá este tipo está invocando a un diablo, suponemos que para obtener satisfacción a sus deseos. Básicamente el film es esto, aunque cabría señalar cómo Potrykus bordea los márgenes del género e instala su discurso en otra parte, más cercano al ideal de un anarquismo trasnochado. Es en el fracaso de esta utopía donde el film crece, bajando muchos enteros con la excusa sobrenatural, que aporta más bien poco. Lo triste es que todo esto está más y mejor explicado en otras obras, que supongo habrán sido inspiración para elaborar este intrascendente acercamiento a ese eterno dilema del que ya nos hablaba Goethe: al final, todos venderíamos nuestra alma al diablo para las mismas gilipolleces...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!