domingo, 16 de junio de 2019

Rincón del freak #360: Mediocridad y malas pasadas de la memoria sentimental



A menudo me veo a mí mismo intentando convencerme de que cualquier tiempo pasado no ha sido necesariamente mejor, sino que existe un mecanismo de conveniencia, según el cual somos capaces de seleccionar los momentos agradables y olvidar los vergonzosos, o incluso enmascararlos de otra cosa que nunca fueron. A principios de los ochenta hubo una fiebre por filmar cualquier cosa, con el menor coste posible y en tiempo récord ¿Por qué? Pues porque la gente iba en masa al cine, consumía cine, y puede que fuéramos conscientes de que caad tipo de cine tenía su público, que equivale a decir que teníamos menos prejuicios... Aunque, claro, quizá me esté manipulando mi memoria sentimental en este momento, y lo que realmente debería decir es que nos metían más goles que al portero de Malta... Hay multitud de estos flashes vergonzantes pululando por mi memoria, pero el otro día me acordé de un trasunto de película de superhéroes salido de una mente que no conoce los límites del pudor. Estoy seguro de que algunos de ustedes recuerda aquello de L'UOMO PUMA, que ya el título tira para atrás; máxime si hablamos de un tipo cuyo traje superheroico consiste en un poncho convertible en capa, pantalones vaqueros color beige, botos rocieros y un niki de nylon con la efigie de un puma en el pecho... Ajá... Pero todo empeora si adelantamos la sinopsis: Estamos en Londres, pero en los periódicos hay noticias sobre estadounidenses que están cayendo por las ventanas sin explicación alguna. El protagonista es un paleontólogo al que persigue un señor azteca que quiere (claro) tirarlo por la ventana ¿por qué? Para ver si vuela, o yo qué sé. Como no se mata, es el nuevo Hombre Puma, un superhéroe estrafalario cuyos poderes, aparte de un vuelo jodidamente sonrojante, consiten en arrancar chapa con las manos, ver en la oscuridad y quedarse muerto durante diez minutos... No pregunten, por favor. El caso es que aún más extraño es el casting, formado por Walter George Alton, que en realidad era un prestigioso abogado y escritor, y ya nunca volvió a dejarse dirigir por un italiano demente; Donald Pleasence, que luego no salió a la calle durante meses; Sydne Rome, que sonreía hasta cuando le pegaban; y el mexicano Miguel Ángel Fuentes, que encarna al sacerdote Vadinho... ¿?... Es tan mala, tan inconsciente y tan bizarra que tienes ganas de verla un minuto después de acabar. Se quedará en tu mente, jugará con tu sentido de la percepción y te hará dudar hasta de tu propia cinefilia... Brutal... Además, ya sabemos de dónde sacó Aznar su himno oficial...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!