sábado, 31 de octubre de 2015

En agujas góticas



Detendremos aquí, aunque sólo temporalmente, el homenaje y repaso a la figura de Maureen O'Hara, ella se merecía esto y aún mucho más, y cómo íbamos a olvidarnos de la película que la lanzó al estrellato definitivamente y que revelaba a uuna inmensa actriz de tan sólo diecinueve años. THE HUNCHBACK OF NOTRE DAME, de 1939, abundaba en los hallazgos formales del magistral film de Wallace Worsley de 1923 y le otorgaba a la narración un carácter más complejo y cercano al texto original de Victor Hugo. Convengamos que al escritor francés nunca se le ha adaptado como mereciera, puede que por la incapacidad del séptimo arte para captar la descarnada crítica social envuelta en sus hipnóticas palabras. Aun así, esta versión es mi preferida por la tensión que William Dieterle extrajo del ambicioso guion firmado por la escritora rusa Sonya Levien, emparejando la maltrecha figura de Quasimodo a la grandiosidad de la catedral y confrontándola a la perseguida Esmeralda, con la que acaba teniendo un ambiguo deseo de amor/destrucción. Sí, Maureen O'Hara está arrebatadora como la bailarina gitana que todos desean y no pueden tener, pero este film es recordado, sobre todo, por la genial recreación de Charles Laughton, que con cada aparición eleva el tono general de una película áspera, sombría y en modo alguno abandonada al espectáculo. Laughton consigue el más difícil todavía, que veamos a través de kilos de maquillaje, que palpemos el sufrimiento y la soledad del más marginado de los hombres en una época de intolerancia y terror sacro.
No sé a qué esperan para ver esta joya intemporal... ¡Y qué guapa era Maureen O'Hara, por dios!...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!