lunes, 12 de octubre de 2015

D. W.: El padre del cine #33



En plena WWI , Griffith enarboló la idea que muchos norteamericanos tenían, ya por entonces, de que el mundo sería un lugar más justo y seguro si "ellos" decidían intervenir y poner fin al desaguisado que se estaba produciendo en Europa. En 1918 se estrenó HEARTS OF THE WORLD, que seguía abundando en la idea de que el amor era capaz de abrirse paso incluso en las condiciones más difíciles, y que los europeos también podían ser seres que arreglan sus diferencias sin tener que invadirse constantemente. Sensiblemente más corta que sus predecesoras (dos horas nada más), la película se inicia con un largo prólogo que en nada hace presagiar cómo va a terminar, otro de los hallazgos narrativos de Griffith. Se nos cuenta la historia de una pequeña comunidad, en la que surgen historias de amor, y donde los equívocos del corazón hacen que, por ejemplo, una chica esté enamorada del hombre equivocado, que éste no le corresponda, o que quien realmente está enamorado de dicha chica se vea injustamente apartado... Griffith remarca los detalles más nimios, construye una identidad plural y embauca al espectador con la idea de que tantos "acordes y desacuerdos" desembocarán en un gozoso final. Lejos de ello, alguien tapiza una pared con el temido cartel (War!), los hombres marchan al frente y no hay vuelta atrás. Usando imágenes reales del conflicto, Griffith se adelanta al Milestone de SIN NOVEDAD EN EL FRENTE, al Kubrick de SENDEROS DE GLORIA, e incluso esboza algo de lo que Vidor realizó siete años más tarde en EL GRAN DESFILE; y aun perdonándole los arrebatos folletinescos del final (caricatura incluida del enemigo alemán), se trata de una película a mi juicio importante en este subgénero bélico, por lo bien que conjuga la paz y calma del arranque con la barbarie que se desata posteriormente... y que Griffith rodaba tan bien esas tremebundas escenas de lucha, tanto o más que un beso en un jardín...
Saludos.

1 comentario:

Mister Lombreeze dijo...

A mí ésta no me gusta mucho. Pero bueno sale un malo que se llama Von Strohm, que tiene su gracia.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!