martes, 8 de septiembre de 2015

Fanáticos sin fronteras



Hace poco me di cuenta de que había pasado por alto el último trabajo de Ti West, del que ya he hablado (bien, muy bien) en estas páginas. Me gusta su cine, el empeño en renovar el género de terror desde la aportación integral de todos sus elementos, sin que estos se disfracen inútilmente con los consabidos recursos de dicho género, que más que "modernizarlo" lo anquilosa en un pretérito perfecto. West ensaya a menudo el (perdón por la expresión) "clima cubista"; porque siempre me parece que sus partes están desparramadas, dispuestas para el ojo atento, y cuya dificultad consiste en un ensamblaje satisfactorio al final de unas películas, las suyas, que más que homenaje a grandes títulos o revisitación a modo de transfusión de ideas, más bien parecen mundos paralelos, colaterales, que miran a sus homónimos desde otra dimensión, alimentando la extrañeza en un espectador que parece creer que ya lo ha visto todo. Así, THE SACRAMENT se sustenta en el cada vez más discutido (y discutible) microgénero del metraje encontrado; y yo pensaba que West optaría por dejar muy claro que primero "hay que saber" para "poder hallar", pero desafortunadamente termina enroscándose en su premisa, creyéndose su circunstancia y gustándose como cine "de codazo y miradita". Hubiese hecho falta un giro más dislocado, una disyuntiva menos obvia para que estuviésemos hablando de un acontecimiento, pero THE SACRAMENT afloja considerablemente el nudo gordiano que componen, entre otros títulos, THE HOUSE OF THE DEVIL o THE INNKEEPERS. Esta es la historia de una secta, con un líder terrible y unas reglas aún más terribles; un grupo de reporteros va a buscar a la hermana de uno de ellos, y de paso a desenmascarar al farsante ante el mundo, pero el asunto se les escapará de las manos y se convertirá en tragedia.
Lo mejor, el escalofriante papel del mítico Gene Jones como un malvado manipulador de conciencias; lo peor es que no hay quien se crea lo de la cámara filmando constantemente o una sucesión de decisiones, a cual más estrambótica. Tiene algunas pinceladas muy interesantes, como la escena de la entrevista (en la que incluso podría haberse recreado más), pero se ve y luego no perdura, aunque, de momento, no perdemos la fe en este director. Es más, le damos un merecido voto de confianza...
Curiosa.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!