jueves, 24 de septiembre de 2015

Todos los caminos



No había visto INCENDIES. Me ha gustado INCENDIES. Pero me ha gustado menos que las dos últimas películas de Denis Villeneuve ¿Por qué?, me digo ¿Por qué, si todo es excelencia y hay un buen guion, buenas interpretaciones y un ritmo narrativo encomiable? Creo, simplemente, que es debido a que Villeneuve controla más su artefacto, "lo hace suyo" de forma consciente, y, temiblemente, cae en las redes del cine de autor menos defendible. No debemos, por tanto, englobar este film dentro de la valiente senda que el director canadiense está actualmente transitando prácticamente en solitario y sin caer (aún) en las redes de la gastroenteritis visual hollywoodense. Yo, personalmente, lo veo en el camino de un compatriota suyo, Egoyan, y aun sin tener absolutamente nada que ver como cineastas, pero existe un trasfondo menudamente ético (etiquético) que desambigua esta epopeya repleta de crueldad y miseria moral desde Canadá hasta Líbano con, por ejemplo, lo que con menor fortuna vimos en la incompletísima ARARAT. Es cierto, no obstante, e incido en ello, que se trata de un esfuerzo magnífico el expandir una obra seca e íntima hasta elevarla por encima de los límites de la representación: convertir el teatro en cine,que es lo que debería ocurrir siempre.
Les ahorro, claro, los detalles escabrosos (que son muchos y de difícil digestión algunos), para solamente recomendarla por esas explosiones controladas que ya son marca de autor perfectamente reconocible. INCENDIES es dura, sí, pero también es hermosa y esperanzadora, y dentro de su oscuridad moral brilla una llama difícilmente sofocable: la de la insobornabilidad. Pero francamente, me encandila aún más cuando relame a Arcand por sobre su vientre...
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!