lunes, 14 de septiembre de 2015

D. W.: El padre del cine #31



Las definiciones, si no se suman a la experiencia, son engañosas. La definición de THE BIRTH OF A NATION como película, como Historia del cine, como paso adelante es "Obra Maestra Absoluta". Su definición ideológica, no obstante, es repugnante, sesgada y aborrecible hasta la náusea y mucho más allá ¿Que cómo se concilian dos adjetivables tan contrapuestos? Yo utilizo la máxima de la maravilla que me produce ver EL TRIUNFO DE LA VOLUNTAD, una pintura de Miguel Cabrera; leer (una vez más) "El viaje al fin de la noche", o escuchar el último (y recomendabilísimo) disco de Matisyahu. THE BIRTH OF A NATION es una película mu larga en la que los negros son blancos con la cara pintada con betún y se mean en los pobres y desamparados blancos, hasta que a alguien con coraje y sensatez le da por disfrazarse de la Cofradía de la Trinidad, ponerle un cubrecama al caballo y tirar p'alante... Yo sólo concibo esta definición en alguien que no se haya tragado las tres horas y pico que dura, que sí, que es comprensible, pero cuidado, porque en estos 190 minutos hay más innovación que en esta milonga del 3D; hace 100 años (¡100 años, señores!), a Griffith se le ocurre que el montaje puede servir para narrar una historia compleja, tan compleja que establece algunos de los momentos clave para entender el significado de ese país tan contradictorio y fascinante que es Estados Unidos. Está la batalla de Gettysburg, el asesinato de Lincoln (que es un prodigio de pictorismo) y la rendición del Sur, contada mediante las relaciones entre dos familias, enfrentadas a la fuerza por la Guerra Civil. Pero además está el lenguaje cinematográfico, construido desde la nada, por obra y gracia de uno de los escasos genios verdaderos que ha dado el séptimo arte. Las escenas panorámicas de la guerra son una barbaridad de espectáculo, pero luego Griffith acerca la cámara a ras de suelo y emplea el travelling frontal; los interiores ya no muestran un espacio único, sino que delimitan físicamente a los personajes, los une o los separa, y con la profundidad de campo deja atrás el escenario filmado para empezar a convertir la experiencia cinematográfica en otra cosa que aún perdura hasta nuestros días y aún nos hace soñar.
No sé si he conseguido conciliar opuestos, pero espero de todo corazón que a alguien se le haya abierto la curiosidad por acercarse a este verdadero monumento en imágenes, que lo es.
Saludos.

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

He vuelto (vacaciones en septiembre).
Tengo que coger fuerzas para hablar de esta película. No soy digno...

dvd dijo...

No se preocupe, yo he tenido que mineralizarme y supervitaminarme para una sesión doble junto a la otra...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!