jueves, 11 de diciembre de 2014

De vacaciones #1



Me voy a permitir rematar la buena noticia que supuso para el Festival de Sevilla tener a Austria como país invitado con el repaso a una trilogía que ya se pudo ver hace dos años por aquí. Me refiero a PARAÍSO, de Ulrich Seidl, un controvertido paseo por las miserias y rincones más oscuros de la vieja Europa, más vieja, rancia y decrépita que nunca, cuando se la coloca frente a un espejo y se la despoja de toda (falsa) solemnidad. E intentaré hacerlo sin florituras, un poco al "estilo Seidl", seco y reiterativo; aunque no sé si se me entenderá la retranca.
PARADIES: LIEBE. Mujer blanca, gorda y separada que regenta una atracción de coches de choque. Tiene una hermana; tiene una hija. Se va de vacaciones a Kenya. Deja a la hija con la hermana; antes intenta que deje el móvil y ordene su habitación, sin éxito. La hija también es gorda. En Kenya (un resort, en realidad), la mujer blanca, gorda y separada está encantada con: 1- Las vistas desde su apartamento del resort, que dan directamente a una playa. 2- La cantidad de alcohol que puede tomar sin que a nadie le preocupe si está borracha o no. 3- Las pollas de los negros.
La mujer blanca, gorda y separada necesita tirarse todo lo que intente venderle un collar de conchas, pero lo dignifica con algo que ella llama amor. Quizá, si lo intentase al revés, podría terminar sus vacaciones con un par de orgasmos bastante dignos que llevarse a la patria de Mozart y Polster, pero su deambular por Kenya (el resort) es simplemente patético, puesto que ha idealizado el turismo sexual y lo ha convertido en un aberrante turismo sentimental. Imposible, acabará en la cama con varios negros (por separado) y, finalmente, rematará la faena con un conato de orgía junto a otras mujeres blancas, gordas y separadas.
Vista así, la película de Seidl es un excepcional bisturí sociológico. y es mejor no pedir nada más. Si se le intentan ver las dobles lecturas, entonces aparece la palabra "pedante", y con razón; Ulrich Seidl no es un contadopr de historias, sino un sádico transcriptor de las mismas, como un cirujano que se empalma a cada nueva incisión. La película, no obstante, comienza con una de las metáforas más hirientes y acertadas de lo que ahora mismo es Europa: un montón de retrasados mentales chocando entre sí en una atracción de feria...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!