viernes, 12 de septiembre de 2014

¡Ave, César! #3



Que la de Mankiewicz es la mejor adaptación pura de la obra de teatro de Shakespeare, no debería dudarlo nadie a estas alturas. Este JULIUS CAESAR, aun con las declamaciones (para mi gusto, excesivamente excesivas), los problemas para dotar de tiempo verdadero a cada personaje (ser fiel es lo que tiene) o la antigualla vindicada sin mucho celo del cartón piedra con acuarelas, es una obra que contiene un par de momentos de una magnitud cinematográfica tan excelsa, que yo me callo y sigo escribiendo... Mejor, si digo que su parte final no me convence, así que no la incluyo; pero, aparte de que Louis Calhern es el César que más me gusta, y que toda la parte de la traición de los senadores parece rodada por el mismísimo Hitchcock, los once o doce minutos del monólogo de Marco Antonio, dedicado a enervar a toda una multitud que sólo un momento antes había aclamado a Bruto, son oro puro, cine puro... Un prodigio de fuerza, concisión y capacidad de fascinación, la que hace que las estrellas sean estrellas, y Marlon Brando era una de las más grandes. Creo que ahí nace su ceño fruncido, su altivez desdoblada y la convicción en sus posibilidades por encima de ortodoxias. Brando es el único en esta película que no declama, sino que ruge; uno queda tan aturdido tras este súper punto y aparte, que lo que sigue es el gran oficio de su director, la excepcional partitura del maestro Rózsa y el deleite de un reparto absolutamente increíble. James Mason, John Gielgud, Deborah Kerr, Edmund O'Brien, Greer Garson, George MacReady... Pero no sería justo dejarlo aquí sin señalar otro aspecto que me parece no ya relevante, sino directamente fundamental. Mankiewicz recoge el guante tendido por otro director y revoluciona el texto clásico introduciendo su fina pluma en las entrañas mismas; este Julio César, inteligentemente transcrito, es un grito de rabia contra aquella asquerosidad llamada "Cazadenosequé", que le acusó de ser algo que a los americanos les levanta mucho la ceja... El colega era un tal John Ford... Algún día hablaremos de él...
Saludos.

3 comentarios:

David dijo...

"Prestadme oídos, cinéfilos. No soy un motorista o un proletario de camiseta sudada...soy un ciudadano romano".
A mí me gusta mucho esta peli...si bien es verdad que hace la tira de años que no la he revisado.
Cuando hables de lo de Ford y Mankiewicz...mmm... en una de las biografías sobre Ford dicen que luego le llamó a Cecil diciéndole "Has estado genial. Esos tipos se comportaron como hienas... y tú eras un león". Y no se lo decía con ironía o coña. Por lo visto mucho "No me gustas Cecil y todo eso"...pero luego pidió disculpas. Pero claro, siempre se suele imprimir "la leyenda".
Un saludito.

dvd dijo...

Eso habría que preguntárselo a Joe...

David dijo...

Joe cuenta la versión de que se fue ganando a Ford y al final actuó como correspondía en la reunión (la más conocida, vamos).

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!