viernes, 19 de septiembre de 2014

De Quijotes ordenados



Y, por tanto, terminamos (de momento, claro está) esta aventura a la inversa de introducirnos en el peliagudo universo cinematográfico del mexicano Carlos Reygadas. JAPÓN es el escueto y misterioso título de su primer largometraje; no sé por qué, si todo transcurre en una remota región montañosa de México... La historia presenta a un tipo que cojea y que se ha ido al culo del mundo a suicidarse... o a decir que se va a suicidar y luego no hacerlo, que suele ocurrir... o a hacer turismo outlet y ver si le llega la inspiración para pintar. Inspiración no le falta al bueno de Reygadas para endosarnos otro mamotreto de fotos fijas, a cual más molona, con indios borrachos, pajotes en soledad y recogimiento y música de Bach y Shostakovich. Y habrá quien siga diciendo que es lo más de lo más, y que la introspección de las mentes primitivas o que de nuevo se produce el choque entre contrarios que están más cerca de lo que parece. No sé. El tipo hojea un libro de pinturas mientras su impasible anfitriona, anciana, aislada, a punto del desahucio cruel, le habla del punto de cruz y los guisos de cabrito justo cuando una araña deja ver su testuz multiocular. Esto, inevitablemente, se la pone dura al rengo, así que le propone a la desdichada echar un primer y último polvo antes de que le derriben el troje para llevarse las piedritas. No será porque yo no haya visto una versión porno de Heidi, claro...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!