jueves, 18 de abril de 2013

¡A mí la legión!



Uno de los tics menos apasionantes del western clásico proviene de la tendencia "educadora" a la que se ven sometidos los resortes de un género que, no hay duda, siempre gana al mostrarse irreverente. En este sentido, no son pocos los films que abundaban en los méritos de "los que estaban del lado de la ley", ridiculizando a forajidos, pistoleros e indios, infieles todos de una religión obstinadamente atávica que santificaba tanto los territorios incuestionables como un culto a la familia (y al irrefrenable traspaso de poderes) con resonancias sectario-fantochistas. En THE TEXAS RANGERS (traducida de forma muy jodida en MILICIAS DE PAZ), un apocado King Vidor intentaba conformar un buen film de aventuras entre anuncios supranacionalistas (enaltecedora y casi del No-Do voz en off incluida) y guiños del estilo "si estás de este lado podrás cargarte a cualquiera impunemente, si no, serás un vulgar pistolero al que perseguiremos y colgaremos un día de estos". Esto queda suavizado por la química entre un joven y digno Fred MacMurray y el genial Jack Oakie, inolvidable secundario de lujo de tantas y tantas comedias clásicas;  incluso un muy restringido Lloyd Nolan, como el bandido incapaz de redimirse, tiene unas intervenciones que, aunque escasas, dejan su poso. Los tres comienzan como una minibanda de estafadores/atracadores de diligencias que quedan escindidos tras  una "operación" fallida, y mientras el tercero se convertirá en el terror de banqueros y ganaderos los dos primeros ingresarán nada menos que en los Rangers de Texas, con la idea de aprovechar sus nuevas influencias para aligerar sus fechorías. Como no podía ser de otra manera, este irregular film, no muy apreciado en una filmografía tan poderosa como la de Vidor, quedará a merced del poco creíble proceso mediante el que estos dos outsiders pasarán a ser verdaderos héroes nacionales... Como si El Lute se hubiese hecho Guardia Civil... más o menos... No pasa de una curiosa anécdota, pero si se ve sin prejuicios es hasta entretenida. Por cierto, creo que contiene a los indios más falsos que yo recuerde...
Saludos regionales.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!