viernes, 12 de abril de 2013

Un homenaje entre colegas



Parecería mentira esgrimir una afirmación tan peregrina como que ya no se hacen películas como MAVERICK, el divertimento que Richard Donner puso en pie basándose en la célebre serie de televisión del mismo título y que narraba las andanzas, en clave de comedia para todos los públicos, de un pistolero bastante alejado de los códigos habituales del western más rocoso. Bret Maverick es tan hábil con las pistolas como con las cartas, irresistible para las mujeres y con la rara cualidad de estar siempre cerca de los problemas, lo que le dará la oportunidad de mostrar su inagotable ingenio para salir airoso de ellos. MAVERICK fue rodada en 1994, y en apenas estos veinte años ha sido imposible (al menos para mí) encontrar un film similar, es decir: un western que, sin tomarse demasiado en serio a sí mismo, sea capaz de mantener la atención del espectador por lo que está contando, sin abusar de colorines ni de épica engolada. Así, MAVERICK es, ante todo, un brillante ejercicio de guion, repleto de giros y sorpresas, y con un reparto absolutamente acertado; la química entre Mel Gibson y Jodie Foster es patente, y luego hay una serie de secundarios que van punteando la película con unas apariciones que van desde el guiño al espectador (Danny Glover), la solidez del veterano (James Coburn), el homenaje explícito a la serie (James Garner) o un papel absolutamente memorable, el de ese indio (Graham Greene) que parece salido directamente de un episodio de Seinfeld. No esperen encontrar aquí (lo advertía al principio) la actual deriva del western, que parece empeñado en trascender a toda costa su propia circunstancia de "género de entretenimiento", porque eso es precisamente MAVERICK, una película para pasar dos horas de lo más entretenidas... lo que no es moco de pavo.
Saludos con dobles parejas.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!