sábado, 2 de febrero de 2013

Vida prócer: El cine de Hong Sang-soo #3



No es casual el aparatoso título elegido por Hong Sang-soo para su tercer film, puesto que la ardua peripecia de dos tipos (diferentes en lo social, pero iguales en sus objetivos más primarios) por obtener los favores sexuales de una gélida muchacha, descubierta como sorprendentemente virgen, aluden a un extraño vidrio ilustrado por Marcel Duchamp a principios del pasado siglo, en el que la figura femenina, escindida de sus anhelantes machos, mostraba una viosión del ciclo sexual cuanto menos inquietante. En OH! SOO-JUNG (juego de palabras coreano del que he desistido buscarle algún sentido [excepto, claro está, el del mero gemido orgásmico...]), o VIRGIN STRIPPED BARE BY HER BACHELORS, el director coreano revienta la linealidad del relato romántico y lo moldea a su gusto; primero imaginando cómo podrían ser dos situaciones iguales con sólo un pequeño cambio de percepción. Tenemos a los dos conocidos que a duras penas podríamos considerar amigos, uno es un ínfimo aspirante a cineasta independiente, borrachuzo y amargado (llamémoslo "conato de autocrítica"), y el otro dirige con notable éxito una galería de arte; el primero intentará que el segundo le financie un proyecto (que quizá nunca llegue a realizarse) y éste quedará embrujado bajo los encantos de la asistente del otro, la Soo-jeung de marras. Ella es virgen pese a su edad, y el embobado mecenas la colmará de atenciones para sólo recibir un rechazo continuado, si no en el magreo, sí en el meteysaca propiamente dicho. Un poco tediosa a causa de su larga duración (dos horas), esta no-comedia de no-enredo, desarrollada en un Seúl literalmente helado, parece preparar más el terreno para futuras producciones que procurarse el propio, y su autor (que lo es también del guion) parece más procupado de mantener la uniformidad del tono narrativo que intentar alguna explosión controlada, perfectamente localizado esto en la secuenciación por capítulos, como si en lugar de una película nos enfrentáramos a un libro. En este caso, una novela decimonónica.
Saludos.


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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!