martes, 26 de febrero de 2013

La fuerza de la costumbre



A fuerza de acostumbrarnos a su fiereza y brutalidad, el cine de Michael Haneke ha terminado por colarse en nuestro imaginario, que nunca o casi nunca queda abierto a propuestas de naturaleza tan radical; no tan evidentemente. AMOUR ganó el oscar a mejor película de habla no inglesa, pero podría haber ganado cualquier otro oscar (bueno, quizá el de mejor música original no...), y, pese a haberse alzado antes con la prestigiosa Palma de Oro en Cannes, es profundamente significativo lo feliz que el director alemán estaba con su estatuilla. Era cuestión de tiempo, aunque, afortunadamente, no lo ha sido también de moldes. Haneke suaviza los contornos, los disfraza de melodrama, los acerca al "gran público"; sin embargo, nadie menos melodramático que el director de LA PIANISTE o FUNNY GAMES, y AMOUR es, si cabe, uno de sus films más terribles ¿Pero en qué forma "terrible"? ¿Acaso no descubrimos al humanista que Haneke siempre ha llevado dentro y que asomaba, por ejemplo, en la demoledora CODE INCONNU? Esta historia de amor con mayúsculas, entendiendo el amor más allá de la reciprocidad, más allá de la complicidad o del simple expansivismo panteísta, nos sitúa ante el dilema ni siquiera moral, sino físico, o neuronal... o físicamente neuronal; y entiende (nos hace entender) que nada nos salva de irnos a ninguna parte, pero sí que son otros los que, en un momento u otro, quedarán encargados de preservar nuestro legado, nuestra memoria, lo que sea que pueda salvarse de quien ha dejado de existir. Por eso, y sin que pueda atreverme yo a decir nada contraproducente ante la extática magnitud del trabajo de una colosal Emmanuelle Riva, no puedo quitarme de la cabeza a ese monstruo de la escena que es Jean-Louis Trintignant, cuya interpretación casi puede tocarse, literalmente, a través de la pantalla. Este irrepetible binomio, ante el que Haneke no puede menos que sentirse agradecido por haber existido en exclusiva para él, compone, en apenas un puñado de miradas e imperceptibles gestos, una explicación infinitamente más elocuente al (sin)sentido de la vida de lo que algunos iluminados de pacotilla han conseguido con lo que no son sino fantasiosos juegos malabares. Parece increíble que algo tan sencillo obtenga el milagro de transformarnos, de meros espectadores, a clientes de nuestro propio tiempo, aquél que late, pulsado inconscientemente, mientras intentamos dominarnos ante el momento decisivo de la última despedida. No es, a mi entender, la mejor película de Haneke, pero quizá sí la que mejor hemos entendido todos, y eso vale su peso en oro, y no digamos ya en Hollywood. Así que felicidades a un tipo que realmente merecía este galardón.
Saludos en paz.


6 comentarios:

Unknown dijo...

Obra maestra absoluta.

Sandra Sánchez dijo...

Hola, la verdad es que soy una de esas personas que no ha visto tal obra maestra en la película de Haneke. A mí me ha dejado fría como el hielo y con un malestar generalizado que ni te cuento...
En lo que sí estoy de acuerdo es en el trabajo de los dos actores principales y aunque ella me ha encantado, creo que Jean-Louis Trintignant no se le queda atrás en nada.
Te dejo el enlace a mi reseña por si te interesa, es la carta que hubiero querido hacerle llegar al señor Haneke.
Saludos! (te sigo).

http://peliculasdesordenadas.blogspot.com.es/2013/02/amor-michael-haneke-2012.html

Sr.ConBoina dijo...

Me temo que la película de Haneke que mejor entendí yo fue "La cinta blanca", la cual es, creo, por la que le deberían de haber concedido el Oscar en su tiempo. Aunque también es verdad que es la menos representativa de su filmografía. Por lo demás, Haneke es un director que me provoca sentimientos ambivalentes. Su destreza, su sensibilidad incluso, son innegables, pero el hecho de que insista en atacar la sensibilidad del espectador una y otra vez con los aspectos más sórdidos de la experiencia humana me parece algo insufrible. En mi humilde opinión, yo creo que hay que dar a la vida lo que es de la vida y al cine lo que es del cine.

Saludos

dvd dijo...

Creo que Haneke es un escorpión, así que no puede esconder su aguijón. Tiene su forma de hacer cine de la misma manera que otro director tiene la suya, únicamente nos separa de él cómo seamos capaces de implicarnos como espectadores.
Sr. con Boina: también a mí me asalta esa contradicción, que por un lado me revela a un cineasta magnífico, pero por otro veo lastrado por su retorcido prisma de visión, por muy rico en matices que sea. Y sí, a mí me llena mucho más LA CINTA BLANCA; la veo más madura como "cine en sí", aunque esta AMOUR sea una experiencia repleta de sentimiento...
Es un gran director y lo sigue demostrando...

Sandra Sánchez dijo...

Creo que la única película que me gustó de Haneke (por ahora, "La cinta blanca" todavía no la he visto)fue "La pianista" (os voy a dejar el enlace de mi reseña sobre esa peli, por favor no lo toméis como spam, es sólo interés por compartir y pode opinar más en conjunto)que me pareció una adaptación buenísima de la novela de Jelinek.
"Código desconocido" me pareció un puro infumable y "Funny games" bueno...no me dio mucho tampoco.
Así que bueno todo puede ser que simplemente yo no conecte con el cine o con la forma de contar que tiene este director.
Referente a "Amour" estoy mucho más cerca en mi postura con Sr.ConBoina y así se lo he dicho en su blog.
Saludos!!

http://peliculasdesordenadas.blogspot.com.es/2012/07/la-pianista-la-pianiste-2001.html

Mister Lombreeze dijo...

Suscribo lo escrito porque creo que cuando un autor se hace entender al gran público, sin renunciar a sus convicciones, se ha producido el verdadero milagro del Arte con mayúsculas. Es una película muy buena y Trintignant está mejor que DayLewis. Bueno, J. Phoenix también.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!