miércoles, 14 de diciembre de 2011

(Una) Historia



Pues resulta que, allá por el Siglo XI, hubo una chavala que llegó a ser Papa... o eso dicen los intrigantes, los herejes, los rojos... Tiemblen, tiemblen, que los masones y tarotistas llegan cargados de cuentos para no dormir; les sacarán la sangre y las mantecas a los infantes de cada aldea, dejarán estériles los sembrados y yacerán con las vírgenes, sin que haya de quedar una sola... En fin, que digo yo que si diez siglos después esto no ha llegado a suceder será porque lo del nombramiento del Papa es simplemente perdurar eternamente mediante la exclusión. Simple y efectivo. Aparte de estas consideraciones, y teniendo en cuenta que el buró vaticano siempre me ha olido a lo que huele algo que existe desde hace dos mil años, como yo a lo que acudo aquí cada día es a desparramar unas líneas sobre cine, pues hablaré, aunque poco por hoy, de una medio película medio miniserie llamada DIE PÄPSTIN, que da cuenta a su manera de esta cosa tan preocupante para los católicos y tan nimia para los no creyentes. 150 minutos de pulcritud visual, ni un gramo de grasa y ni un solo dato sangrante, únicamente los esfuerzos denodados de la joven Juana, que se hizo pasar por hombre para ingresar en el clero y cuya gran inteligencia y (claro) sentido piadoso (sea esto lo que sea), la elevarán hasta ser nada menos que Papa, con la pega de que en Roma lo que era Juana se hacía pasar por Juan, claro... Resumiendo: un tostonazo de los de mediodía con café y mantecados, sólo apto para digestiones lentas y con nulas claves para lo que es vendido como "¡Il grande misterio!"... En lugar de perder el tiempo con esto, les recomiendo que echen un vistazo a POPE JOAN, del nunca valorado Michael Anderson, y con una espléndida Liv Ullmann en el papel principal. Hala.
Saludos papales.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!