lunes, 12 de diciembre de 2011

¡Qué barbaridad!



No es que una película/artefacto como CONAN THE BARBARIAN nos suene a vista decenas de veces. No, aunque también. No es que se muestre en todo momento absolutamente incapaz de suscitar la más mínima emoción, sea ésta la que pueda ser. Ni que uno mueva los pulgares viéndola, como frente a su consola de videojuegos. Es todo esto, sí, pero hay algo más, debe haberlo. Debe haber algo de difícil definición para comprender, al menos, cómo se llega a una modificación plástica y semántica de una radicalidad tal que sea imposible encontrar algún rastro de lo que el cimmerio más famoso de todos los tiempos dio al séptimo arte hace ya treinta largos años; por supuesto, de risa sería intentar hablar de la obra maestra de Robert E. Howard, a la que ya no era fiel ni aquélla. CONAN THE BARBARIAN es a la saga "Crepúsculo" lo que ésta es a Disney Channel: una pose en busca del desprendimiento autoconsciente de toda frivolidad. El resultado es también idéntico: Ctrl+C/V descarado, incluso para el cinéfago de memoria más quebradiza. La desfachatez, por supuesto, también es la misma. Jason Momoa podría haber dado el pego, pero sólo confirma que el parecido físico es lo de menos, porque Arnold Schwarzenneger lo hacía infinitamente mejor, simplemente porque a Conan es mejor no interpretarlo, basta con sacar el lado garrulo de gama más básica. Aquí, nuestro bárbaro no sólo es valiente y decidido, sino que encima es cortés con las damas y hasta bien hablado; ni un taco o improperio, sólo un par de cejas zapateriles y un cuerpo sospechosamente aseado. Le acompañan un negro con acento jamaicano... (no me pregunten por qué), un ladrón con acento francés, que además no roba nada en ningún momento, una virgen que no duda en perder dicho "tesoro" a las primeras de cambio (por cierto, ni follando es brutal este Conan...) y Ron Perlman, haciendo lo suyo durante diez minutos; mientras que los malos se limitan a ser un padre y una hija, el padre busca una careta que luego no sirve para nada, y la hija tiene las uñas largas... Yo, por mi parte, nada más excepto recordarles que tanto las novelas de Howard como la excepcional serie de comics ("La espada salvaje de...", sobre todo) sí son puro Conan. Esto, no.
Saludos deshibernados.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!