viernes, 2 de diciembre de 2011

Demasiado idilio para el drama



... O para la poesía, la que tan fehacientemente, con tanta insistencia, se le ha de presuponer a un artefacto tan fallido, tan equivocado en sus preceptos, como lo es MAREA DE ARENA, una coproducción (glups!) entre México y Argentina, dirigida por un desconocido Gustavo Montiel Pagés y localizada en una Patagonia tan suavizada que antes pareciese que estuviésemos enclavados en la costa gaditana???... Fotografía a cargo de Carlos Rossini, con un montón de dunas ondulantes, puestas de sol inacabables y un mar de postín, o de postal. Actores haciendo lo que pueden, con Damián Alcázar al frente, pese a tener un rol más secundario que unos intrascendentes Daniel Kuzniecka y Edurne Ferrer. Y la trama... Aquí la cosa se despeña y no hay vuelta atrás, es el problema de tomarte demasiado en serio a ti mismo (ya que el director firma también el guion), puesto que mucha casualidad tenía que ser que en un pobladito patagónico coincidieran un fotógrafo artístico, una bailarina de strip-tease y un tipo dedicado al estraperlo siniestro, que no sé lo que es pero queda chulo así escrito... Con estos mimbres lo que no te va a salir es LIVERPOOL, desde luego, sino un episodio de telenovela de lo más ramplón. Que si me pusiste los cuernos, que si de aquí no te vas, que le compro una pistola a éste, o que edito un libro de fotografías pero la melancolía invade mis sentimientos cuando juego al Jenga con mi hijo... No sé, un peñazo que intenta muy vagamente seguir los pasos estilísticos de Iñárritu, pero que no sólo hace bueno a éste, sino que indica el peligro de (co)producciones encorsetadas y con muy poco que aportar, apenas un par de apuntes técnicos. Intrascendente.
Saludos arenosos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!