viernes, 23 de diciembre de 2011

Convulsión, estertor, generación



Los cambios generacionales, sus cataclismos y consecuencias, han sido, con toda probabilidad, la excusa perfecta para conjugar estados de ánimo personales que, por sí solos, no darían para invertir dinero ni esfuerzo alguno. Desde hace unos años venimos asistiendo al soliloquio de un puñado de ¿directores? ¿cineastas? ¿montadores ingeniosos? a los que se les ha colgado la etiqueta mumblecore, que no es más que lo antes comentado, esto es: presupuestos inexistentes, cámara en mano, actores no profesionales, tramas vagas y un sordo cirrido a lo lejos que parece querer decirnos: "Si tenéis oídos entrenados captaréis la poesía de todo esto". Lo bueno es la voluntad, el empeño; lo malo es que toda esta parafernalia la hemos visto cientos de veces, y con mejores resultados. Como lanzadera no está mal, pero habrá que ver en qué queda todo esto dentro de un tiempo. Y como ejemplo ilustrativo de todo esto, hablaré brevemente (no da para más) de DANCE PARTY, USA, la ópera prima de Aaron Katz, que pasa por ser uno de los niños mimados (nunca mejor dicho) de este movimiento. Adolescentes verborreicos y suprahormonados que hablan de chorradas y se emborrachan porque no tienen dinero para drogas duras; los chicos sacan pecho, son gallitos que se pavonean tras una miríada de conquistas y encuentros sexuales a cual más disparatados y las chicas se ponen la manita delante de la boca y entornan los ojos para susurrar cosas tan interesantes como las tres cervezas que se bebieron en la fiesta de la semana pasada. Verano en Oregon. Camisetas y vaqueros. tiovivos y lenguetazos. Si me la pones dura te diré que tu culo es el mejor del estado... Al menos son sólo 65 minutos, que no da para creernos que estamos ante un tratado filosófico-generacional, pero uno echa en falta un mínimo gesto hacia el otro lado, algo que nos indique por qué tenemos que mirar hacia ese lado y no hacia el nuestro, que es donde mira todo el mundo en esta película que ni es comedia, ni es drama, ni es nada. Katz acaba de estrenar su tercer largo, COLD WEATHER; puede que de ahí se saque alguna conclusión menos cruda ¿Será fiel a sus principios aunque signifique un suicidio irreparable? ¿Será capaz de asumir riesgos y transformar carencia en virtud? Veremos...
Saludos amébicos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!