martes, 13 de diciembre de 2011
El dios demonio
Dios no tiene cara, no tiene cuerpo ni circunstancia mediante la que se pudiera, llegado el caso, discutir el porqué de sus actos. El demonio tampoco. Quizá sean la misma cosa, o dos partes de un todo perfectamente definido. Desde luego, algo irrechazable es la idea (católica, por supuesto) de que las deidades sólo encuentran su propia razón de existencia por el hecho de que han de manejar los actos de los hombres, esas pobres y miserables criaturas incapaces de forjar un solo minuto de su insignificante vida por sí mismos. Puede que el único director de cine que ha indagado acerca del libre albedrío, el azar, las conductas morales y sus últimos significantes de índole religiosa haya sido Robert Bresson; y el culmen de su parca obra, sin que signifique su gran obra maestra, puede que sea L'ARGENT, donde adaptaba (es un decir) "El billete falso", de Tolstoi. Hay un billete falso, un montón de malas intenciones, engaños, avaricias, calumnias. Hay un chivo expiatorio que pagará con la cárcel el imposible resarcimiento de un delito que no ha cometido en principio, pero que se tornará cruelmente en una acusación en toda regla que habrá de llevarle a la cárcel, donde irá progresivamente convirtiéndose en un verdadero criminal. Me niego a admitir rastro alguno de cierta "lección moral" en este áspero y "ultrabressoniano" (a la postre, su título póstumo) relato visual; más aún: lo que Bresson pone de manifiesto es que dios y el demonio habitan el mismo cuerpo, que su dirección de los actos humanos no responde al bien ni al mal, sino a las complejas interactuaciones dentro de una sociedad, capaces de cambiar al mejor de los hombres en un delincuente sin remilgos. El dinero interactúa con el consentimiento de unos padres, capaces de acusar a un hombre y llevarle a la perdición por encubrir a su propio hijo; el jurado interactúa con los prejuicios típicos de una sociedad burguesa, perfectamente capaz de definir qué lugar ocupa un obrero cualquiera y qué lugar ocupa un estudiante de clase alta; ni que decir tiene cuál será la tendencia de unos dependientes (la mitad del plebiscito) a la hora de inclinar su acusación.
L'ARGENT no es cine visual, no es un entretenimiento primario para solazarnos comiendo palomitas, así que quizá sea mejor que no se tomen la molestia de buscarla para verla, no vaya a ser que un billete falso se interponga entre ustedes y su plácida vida burguesa...
Saludos en bancarrota.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
3 comentarios:
Magnífica película (y entrada). Puro desasosiego. Sin salida ni esperanza. Puro Bresson...
Las tiene, para mi gusto, muy superiores a ésta (PICKPOCKET, sobre todo), pero a mí es una película que me hace pensar (y dudar) mucho; aparte de que el tema que trata está tristemente omnipresente en estos tiempos tan raros... Un saludo y gracias por comentar...
Es difícil hablar de superioridad con Bresson, de "Diario de un cura rural" hasta "El dinero" puras obras maestras. En lo personal, siendo "Pickpocket" una obra magnífica no la considero tan fundamental dentro de la visión del maestro como "Al azar de Baltasar" (mi favorita).
“El dinero” es una de las obras más oscuras del cine, aplasta con vehemencia cualquier esperanza; el vacío y al absurdo inundan la vida. A ese nivel de amargura e inconformismo sólo tres directores han llegado. W.
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