jueves, 28 de julio de 2011

La guerra deconstruida



La obra de Alexander Sokurov se compone de una transfiguración rigurosa del elemento representado, lo que dota a sus películas de un extraño aura que tiene algo de fantasmagoría huidiza. Sus personajes, en continua búsqueda, hablando casi siempre entre dientes; sus argumentos, nunca suficientemente desvelados; su fotografía, más cercanas a postales del XIX que a un autor cinematográfico moderno... Todos y cada uno de los distintivos del director ruso le confieren esa textura única, difícil de digerir si pretendemos encontrarle alguna referencia, pero que convierte cada trabajo suyo en una experiencia inolvidable. En este sentido, ALEKSANDRA supone casi un salto invertido si atendemos a su obra anterior, aunque recoja gran parte de sus constantes fundamentales y más reconocibles. ALEKSANDRA es lo que Sokurov entiende por cine fantástico (lo que casi nadie cataloga como fantástico, claro), la inserción de un cuerpo absolutamente extraño en un marco ignoto pero mil veces representado; en este caso una unidad militar rusa posicionada en territorio checheno a la que llega Aleksandra Nikolaeva (excepcional Galina Vishnevskaya), una octogenaria en busca de su nieto, que es un importante oficial. Aleksandra vagará sin rumbo entre los tanques, los fusiles, las tiendas de campaña; asistirá consternada a la impotencia y desolación de unos soldados-niños que conviven cada día con un destino incierto. Es difícil explicar cada pequeño detalle de esta magistral película, más una experiencia visual que (a pesar de lo que llevo leído en muchos sitios) un tratado antibélico, lo que aclara el propio Sokurov valientemente, indicando cómo diablos iba él a ponerse del lado checheno si era ruso. Alexandra, la abuela comprensiva, consoladora, sabia, que reprende a su nieto, que ha de enviar cientos de hombres diariamente a la muerte; su mirada, la mirada extrañada de quien ha vivido guerras para no comprenderlas, que es la mirada asimismo de un autor incatalogable, artífice de algunos de los títulos más rabiosamente personales de los últimos tiempos. Regálensela, es una de las mejores cosas que pueden hacer este verano después de tostarse como churruscos al sol.
Saludos antibélicos.

3 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Las abuelas rusas y las abuelas chechenas tienen mucho en común: a todas les matan nietos en la guerra.

No sé qué es una transfiguración rigurosa del elemento representado, pero suena precioso. Yo creo que le gustará mucho a Ysa (pero muy poco al sargento Crap).

Lo que sí sé es que es una película muy bonita, así que me uno a la recomendación. La estupenda fotografía tien un peso importante en la historia.

Galina Vishnevskaya, me suena, me suena.., no era una cupletera o algo así?
http://www.youtube.com/watch?v=-h6KqtJ5Z2w

dvd dijo...

Hombre, usted que es un entendido en música clásica la habrá reconocido de inmediato... Lo del "elemento" lo ha clavado usted mismo; la fotografía es un dato importante para explicar esto, pero no me suelo extender. Sokurov es un maestro usando todos los medios cinematográficos para hacernos ver, no lo que está en la pantalla, sino lo que EL AUTOR quiere que veamos... Ya está, no sigo que me pierdo...

Luis Cifer dijo...

Jope, no conzco nada de este director y mucho menos esta peli. Gracias por la recomendación, tiene buena pinta. La veo en breve.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!