miércoles, 27 de julio de 2011
La serie B hoy día
Es curioso, pero con Uwe Boll no me pasa lo mismo que con otros directores con los que se suele asociar frecuentemente al alemán. Soy de la opinión de que será incapaz de filmar, por muchos años que se dedique a esto, una gran película; pero igual que ocurría con todos esos nombres oscuros en los años 30, 40, 50... Siempre ha sido así, y se llama serie B; y la serie B ha dado excelentes films cuando las pretensiones se han rebajado al mínimo y se ha exaltado el lado lúdico de la cosa. En este sentido, Boll no tiene nada que ver con Michael Bay, Roland Emmerich o James Cameron, que han intentado aproximarse a ese cine del espectáculo que instauró Steven Spielberg hace algunos años reforzando la maximalización de sus pretensiones, mientras, curiosamente, Spielberg ha ido "humanizando" cada vez más sus trabajos, incluso los más espectaculares. Y Uwe Boll estaría claramente en segunda B, con presupuestos que no tienen nada que ver con lo antes mencionado, tirando de coproducciones bárbaras y usando lo que tiene más a mano en cada momento. Lo que pasa es que, no hace mucho, el Real Unión de Irún y el Alcorcón hicieron doblar la rodilla a todo un Real Madrid, e igualmente a veces salen cosas interesantes de estas producciones de saldo. Es el caso de RAMPAGE, rodada en Canadá con cuatro duros y con mucho más punch que otras muchas películas de temática similar, precisamente porque Boll en ningún momento intenta tomarnos el pelo con rollos existencialistas en plan "en la mente del asesino". En lugar de ello, nos cuenta cómo un pirado se fabrica una armadura de kevlar usando trozos que roba del taller donde trabaja, se agencia un par de ametralladoras, pistolas, granadas y un día sale a la calle a matar gente, tal cual. Por supuesto esto no es ELEPHANT, ni lo pretende; RAMPAGE es cine de tiros, de acción, pero cogido por el lado chungo. En vez de buenos buenísimos cargándose a los malosos (Bay, Emmerich...), se trata de ofrecer como espectáculo la muerte masiva de inocentes, que es lo que la corrección política jamás evidencia (el sentido del espectáculo...), y el estupor crece a medida que el film avanza implacablemente en su metraje y se va tornando cada vez más nihilista. No me malinterpreten, es una película correctita nada más, pero quería hacer esta pequeña reflexión porque no me parece justo hablar igual de un partido malo del Real Madrid y un partido malo del Alcorcón, simplemente porque no tienen nada que ver entre sí...
Saludos aniquilados.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
1 comentario:
Joder, vaya historieta. Habrá que verla.
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