martes, 5 de julio de 2011
Héroe a la fuerza
De nuevo tomando como curioso referente la edición de este año del festival de Cannes, traigo aquí un trabajo del director danés Nicolas Winding Refn, que logró dividir cual Moisés nórdico tanto a crítica como a público con DRIVE, su nueva propuesta. Nada que ver con su compatriota von Trier, que con su chaladura antisemita terminó de disipar las dudas acerca de su (escasa) catadura moral.
Pero Winding Refn posee una filmografía anterior tan interesante como desconocida en el país que estrena lo que le da la gana pero cobra un canon aunque sea por una basura. Así que, repasando algunas cosas que he visto recientemente de la única manera que se pueden ver, me ha salido VALHALLA RISING, una especie de cómic visual de escasa verborrea, desnudos escenarios naturales y una querencia por lo violento que la acerca al cine oriental más que al occidental. Su pírrica argumentación gira en torno a la poderosa figura de One-eye, un enigmático guerrero tuerto que permanece cautivo de un grupo de vikingos que le usa para participar en peleas, de las que siempre sale sangrientamente victorioso. One-eye no habla ni cambia el rostro, pero es mejor que te mantengas lejos de él; y así pasan los minutos hasta que se escapa junto a un niño (que tampoco habla) y vemos lo bonita que es la campiña danesa teñida de rojo, un color que Winding Refn usa frecuentemente. Yo no sabría decir, lo admito, si es un estupendo tipo de cine o una patraña revisionista disfrazada de la "trascendencia de lo físico"; a ratos te levanta del asiento con momentos francamente impactantes, para luego hacerte bostezar con largos e insulsos planos secuencia donde simplemente no se cuenta nada de nada. Yo creo que el personaje de One-eye, interpretado con estoicismo por Mads Mikkelsen, especie de refrito de aquel inolvidable Kirk Douglas, los mortíferos asesinos de Kitano y algo del espíritu de Mad Max, podía haber dado un poco más de sí teniendo en cuenta que es el centro absoluto de una película sin mucho discurso. En lugar de ello, Winding Refn sucumbe al delirio místico y enfrenta al hombre que no piensa con el misterio de su origen, como si nos importara; así que tira y abusa de distorsiones visuales y teñidos cromáticos para "explicarnos" lo que es incapaz de decir con palabras, una especie de "elevación moral" de One-eye respecto a sus captores que queda un poco moñas en un marco a priori de aspiraciones nihilistas. Aun así, si consiguen hacerse con ella puede que les sorprenda.
Saludos con un guiño.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
4 comentarios:
No me acabó de convencer por su indefinición, como casi toda la obra de Refn.
Espero que Drive salve esos defectos.
Estéticamente es la bomba, pero le hubiese faltado un "punch", algo más tangible; es como una timidez autoimpuesta. Algo así como las antípodas de Tarantino, para entendernos... Es que no estamos contentos con nada, jejeje...
Pues a mi me pareció una ida de olla aburrida, y me dejó preguntándome que qué fumaba el director para hacer algo así... lo siento me pasé bostezando toda la peli, a mi hermano si le gustó, así que algo debe tener que yo no le pillo.
Saludos.
Sí, estoy muy cerca de esa sensación; me esperaba algo mucho más dinámico, no tan estático...
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