lunes, 13 de junio de 2011

Nada volverá a ser como antes



Si lo veo no lo creo. Si me dicen antes de ver I LOVE YOU PHILLIP MORRIS que me iba a encontrar ante una de las mejores comedias (en el más amplio sentido de la palabra "mejor") de los últimos tiempos, hubiese salido despavorido y me hubiese quedado toda la noche viendo pelis de los hermanos Marx, por si acaso... Los debutantes G. Ficarra y J. Requa, firmantes también del delirante y ultraingenioso guión, se sacan de la manga una historia conmovedora e hilarante, a partes iguales, de donde precisamente nadie esperaría que se pudiera sacar. Ésta es la historia de Steven Russell, un Jim Carrey que parece ir cogiéndole gustillo a lo de actuar bien, que primero descubrió por las duras que era adoptado, así que decidió ser muy muy bueno, y se convirtió en un empalagoso agente de policía, felizmente casado y de costumbres católicas cercanas a las descritas por el propio Ned Flanders... Sin embargo algo falla: Steven es gay. Así que decide dejar a su esposa, su puesto de trabajo y pasear junto a su guapo novio y sus dos chihuahuas por el malecón. El ideal de la felicidad para Russell es vivir a todo trapo, así que para mantener su nuevo status recurrirá a una serie de artimañas ilegales que le costará ingresar en prisión y de las que ya no se separará. En la cárcel conoce a Phillip Morris, un apocado y solitario hombre (sensacional actuación de Ewan McGregor) del que se enamorará perdidamente. A partir de ahí, una correcta comedia con la excusa gay de por medio se transforma en una exuberante macedonia de géneros, registros y recursos como hacía tiempo que no veía en el cine americano. Es curioso cómo la homosexualidad deja de ser una etiqueta añadida sin que deba esconderse o disfrazarse; al contrario, funciona porque fluye con normalidad en el disparatado engranaje de la película, que contiene momentos antológicos, como las inacabables y originalísimas fugas de Russell o la declaración de amor del final, donde uno se ve aguantando una lagrimilla ante Carrey y McGregor, ver para creer. En el debe está lo ilógico de la mayoría de situaciones representadas y planteadas, como esas improbables cárceles de extraño aspecto idílico, la manera en que Russell gana un caso en un juicio haciéndose pasar por abogado o cómo logra llegar a director financiero de una multinacional sin tener estudios universitarios... Vamos, la repanocha. Pero I LOVE YOU PHILLIP MORRIS te mantiene enganchado en su frenética hora y media y te hace volver a tener fe en un género, la comedia, aunque sea con tintes tan negros como ésta.
Saludos enamorados.

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Yo ya te lo dije.

dvd dijo...

No sabía que te hubiese gustado a ti también; para mí ha sido una muy grata sorpresa, algo así a lo que fue en su momento PRISCILLA, REINA DEL DESIERTO...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!