sábado, 14 de mayo de 2011

Viñetita, viñetita...



... "dime ¿quién es el guionista de comics más guapo?... ¿eh?...". Eso parece traslucir en un momento dado ese ovni cinematográfico que se llamó AMERICAN SPLENDOR, y que ustedes tampoco alcanzaron a comprender en su totalidad; sí en su superficie, sí en sus aparentemente subversivos modos, pero hay algo que se queda ahí, suspendido, y que quizá sólo pueda desentrañarse en su justa medida mediante la lectura de los comics ideados por Harvey Pekar y nacidos, fundamentalmente, de su profunda desafección moral e intelectual con la sociedad (americana) que le había tocado vivir; lo que nos pasa a todos constantemente solo que canalizado a través de una obra que aún hoy se mantiene intacta en su hermético cinismo.
Porque está el cómic, un extenso tratado sobre las vicisitudes del hombre común bajo el peso de una sociedad castrante, y cuyos mejores números fueron dibujados por el gran Robert Crumb; pero esto es una película, fundida en muchos aspectos con la obra original, pero que necesita al fin y al cabo de un nuevo lenguaje, diferente al menos. Esto es logrado sólo en parte, mientras los directores son capaces de no desbarrar y sucumbir ante un aparente caos narrativo, proveniente sobre todo de su escasa linealidad. Mención aparte merece el trabajo de los actores, especialmente un inspirado Paul Giamatti, exhalando ese desencanto permanente, como si no fuese posible un mínimo de esperanza para ese Sísifo moderno al que sólo le queda ver rodar la piedra hacia él otra vez más. James Urbaniak, aquel inolvidable basurero émulo de Joyce que Hal Hartley retrató en la maravillosa HENRY FOOL, encarna a un Robert Crumb de sombrero de paja que colecciona discos de pizarra y parece enclavado eternamente en los inicios del siglo XX. Aparece el propio Harvey Pekar, aunque el jugueteo metacinematográfico resulta sólo a medias, partícipe de la ceremonia de la confusión.
AMERICAN SPLENDOR se muestra finalmente como un artefacto consciente de su propia rareza, y en el que has de aceptar decididamente cuáles son sus reglas, zambullirte en ellas y dejar que el talento consumado del propio Pekar haga el resto.
Saludos espléndidos.

2 comentarios:

David dijo...

Y te has olvidado mencionar lo del show de Letterman (¿era ese, no?). Eso me gustó cuando la vi en el cine. En un segundo visionado en casa la peli no perdió mucho un par de años después (tampoco ganó).

dvd dijo...

Efectivamente; que es otro de los momentos en los que Giamatti está sublime. No sé si era el show de David Letterman, pero recuerdo decirme a mí mismo: "¡Hostia, cómo molaría un tipo así de invitado en un programa! ¡Sería un acontecimiento!"... Aquí, claro...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!