viernes, 13 de mayo de 2011

A medio camino de todo; más allá de cualquier otra cosa



Sí, el caso de Juanma Bajo Ulloa creo que no lo entiende ni él; mimado por la industria y el público, y con bastantes parabienes de "la crítica" de este país (crítica que ahora se desdice, claro, pero ahora es mucho más fácil desdecirse), el vasco fue, a principios de los años noventa, el director más prometedor e ilusionante de nuestra maltrecha filmografía. Con atisbos del Lynch más oscuro facturó dos poderosos trabajos, ALAS DE MARIPOSA y LA MADRE MUERTA; sin embargo, B. Ulloa cayó en un extraño estado de jactancia que lo llevó a embarcarse en un proyecto que con toda probabilidad le cayó demasiado grande. Eran los años en los que el panorama cinéfilo yacía tendido a los pies de un tal Quentin Tarantino, que sin inventar nada fue capaz de refrescar a un Hollywood francamente enmohecido; así que B. Ulloa se juntó con sus colegas Karra Elejalde y Fernando Guillén Cuervo e idearon una especie de PULP FICTION ibérico; su nombre: AIRBAG. Yo me niego a hacer sangre de AIRBAG, y menos quince años después, y menos constatando que a B. Ulloa se le fundieron los plomos y sólo volvió a rodar, ocho años después, una gilipollez llamada FRÁGIL. AIRBAG es lo que es, una película palomitera con todos los tics y excesos del cine palomitero yanqui; con sus cameos, licencias e idas de olla descomunales; un cajón desastre en torno a una endeble premisa que sirve para ir introduciendo un enjambre de personajes que llega a ser abrumador. Los hay curiosos, como el jefe de la mafia interpretado por... ¡Arguiñano!; estrafalarios, como el cura cantante que hace nada menos que Albert Pla; intrascendentes, como los de Santiago Segura y Javier Bardem; descaradamente paródicos, como una María de Medeiros que todos sabemos con quién acababa de rodar; además del trío protagonista, que son los dos coguionistas mas un incipiente Alberto San Juan. Mientras, en el núcleo duro, dos interpretaciones inolvidables, la de Paco Rabal, que da una lección de cómo se infunde respeto en escena y un genial Manuel Manquiña, que nos enseñó aquello de que "el conceto... es el conceto".
Al final queda una despiporrada especie de road movie surreal, con sus momentos escatológicos y sus muchas concesiones de cara a lo que en realidad había sido concebida: la taquilla. Sin embargo, no sé, a lo mejor la ven ahora y hasta les cae en gracia y le cogen el puntillo... Ustedes mismos.
Saludos con ABS.



* Nota: Supongo que todos los blogueros sois conscientes de los problemas que ha tenido Blogger en los dos últimos días; a mí, por ejemplo, me han desaparecido los posts publicados el miércoles y el jueves, así que avisados quedan ante un posible y justificado extrañamiento. Hala.

3 comentarios:

Pierrot dijo...

Pues es verdad, pero es curioso que a los artistas de depende qué sectores se le enciendan y se le apaguen las bombillas a la vez. Como te puse hace poco en los noventa veíamos mogollón de películas españolas, al menos comparado con ahora. Me voy a alquilar la madre muerta para esta noche, que no la he visto. Creo.

Möbius el Crononauta dijo...

La verdad que no la veo desde que la estrenaron o así, pero la recuerdo con mucho cariño. Si la viera hoy no sé que pasaría.

dvd dijo...

LA MADRE MUERTA te va a sorprender; es posible que no sea la peli que te ibas a esperar, pero seguro que te descoloca si no la juzgas duramente... AIRBAG es otra cosa; es TORRENTE y es PULP FICTION; es JAIMITO y es MAD MAX... Demasiados bandazos, francamente...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!