miércoles, 25 de mayo de 2011

El arte:



Se me pide que hable aquí de una película de Straub/Huillet y yo respondo; para mí un placer, para otros, lo sé, un suplicio. El cine de estos dos creadores puros no replica la forma ya existente, y sin embargo... ¡qué tontería!, su cine ha dependido casi en su totalidad de obras ajenas. Pero, ojo, jamás explicando, nunca sucumbiendo al paisajismo credencial, dando... ¡dando! Con una generosidad sin límites, despreciando los márgenes, con una libertad aterradora por verdadera. UNE VISITE AU LOUVRE, filmada en 2004, es una revelación, y un tirón de orejas, y un orgasmo sensorial, y también un trozo de tiempo recobrado; los cineastas se apoyaron en la obra literaria de Joachim Gasquet que éste dedicó a Cézanne, y que ya les sirvió quince años antes para montar su particular "homenaje", si podemos llamarlo así, al genial pintor. A los habituales encuadres fijos, limpios en su rotundidad, añadamos esta vez unos textos realmente agresivos, capaces de reivindicar el movimiento por encima de la realidad de, por ejemplo, la decapitada "Victoria de Samotracia", para seguidamente arremeter sin piedad contra la pobreza discursiva de Ingres o despellejar sin piedad a la mítica "Muerte de Marat" y ensañarse con David, su autor. Esto le sirve a Straub para centrarse, casi sin contener el aliento, en Veronese y dos de sus más grandes obras maestras, la grandiosa "Las bodas de Caná" y la más contenida "Jesús en la casa de los Fariseos", al tiempo que emparenta al gran maestro con sendas obras de Giorgione y Murillo y desembocar en un arrebatado éxtasis (momento culmen del film) al intentar explicar con palabras el inabarcable "Paraíso" de Tintoretto, comparándolo con Beethoven o Platón. Como no podía ser de otra forma, el film enfrenta de manera desigual a Delacroix, considerándolo el más grande pintor francés, y a Courbet, bienintencionado pero torpe, talentoso pero tosco en su acepción de la naturaleza; aun así, uno de los momentos de mayor emoción y reconocimiento se encuentra en la sentida descripción de su tétrico "Entierro en Ornans" (sobre estas líneas); y ya finalmente salir(se) de las obras encerradas y dedicarse a la obra por excelencia, la naturaleza salvaje e indómita y su belleza sin códigos ni asideros.
En sus escasos 45 minutos, UNE VISITE AU LOUVRE, además de ser una celebración del arte en cualquiera de sus acepciones, supone un trallazo de inteligencia, un chorro de conocimiento generosamente donado por esta pareja de cineastas incomparables e irrepetibles. He aquí la verdadera radicalidad del cine en su máxima expresión.
Saludos expuestos.

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

ZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZ

MrMierdas, confirmado, dvd es un gafapasta.

dvd dijo...

Jajajaja... Que no tengo gafas; además, esta peli es menos pedante que ir a París sólo para ver el Louvre... ¡palabra!...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!