sábado, 18 de diciembre de 2010

The Sherwood tales #6



Lo digo abiertamente y sin temor a equivocarme: ROBIN AND MARIAN es mi película favorita de todas las que he visto acerca del arquero de Sherwood; y además es la mejor de Richard Lester, y uno de los mejores papeles de Sean Connery, que está igual de maravilloso que Audrey Hepburn. Ambos dan una lección magistral de interpretación en una cinta que le da la vuelta a todos los tópicos con los que veíamos las aventuras de un tipo más cercano al prototipo clásico del superhéroe que a un mortal más. Ése es el gran acierto, bajo mi punto de vista, de esta deliciosa película, el acercar a los mitos, hacerlos humanos a nuestros ojos y quitarle hierro al asunto, asumiendo que si Robin Hood parte no más que de una leyenda, es completamente absurdo mantenerlo en una especie de ideal inamovible y arquetípico. ROBIN AND MARIAN nos presenta a un Robin Hood harto de soportar la tiranía sin sentido del Rey Ricardo (sí, así como lo oyen) en unas Cruzadas que no servían para nada excepto para saciar la sed de sangre. Ricardo (en una breve pero intensísima interpretación de Richard Harris) muere de una forma que no les contaré pero que está entre las muertes más tontas de todos los tiempos, y Robin aprovecha para largarse a Inglaterra junto a Little John (cabe destacar también la soberbia interpretación de Nicol Williamson cinco años antes de su Merlín en EXCALIBUR), donde se topará con su eterno enemigo, el Sheriff de Nottingham (impresionante también Robert Shaw) y descubrirá no sin estupor que Lady Marian se ha convertido nada menos que en abadesa. ROBIN AND MARIAN es una delicada pieza, también con sus momentos de crudeza, que nos habla de amores otoñales, camaradería, venganza con un reparto apabullante, una preciosa fotografía de David Watkin, la escenografía del gran Gil Parrondo y una bellísima música a cargo de John Barry; fue filmada en Navarra y de su índole de coproducción se aprovechó hasta una pipiola Victoria Abril, que salía apenas cuarenta segundos, los suficientes para enseñar el culo... Si no la han visto se la recomiendo encarecidamente; es absolutamente ideal para esta época del año.
Saludos proscritos.

4 comentarios:

David dijo...

También es mi película favorita sobre el arquero de Sherwood, con unos Robin y Marian maduritos y con dolor de huesos.
Con Connery en un estado de forma interpretativo excelso (acababa de hacer nada menos que "El hombre que pudo reinar" el año antes)y con una Audrey Hepburn una vez más deliciosa (hace la declaración de amor que a todo hombre nos gustaría escuchar alguna vez en la vida) recrean a unos Robin y Marian muy humanos a los que el tiempo y la experiencia les ha hecho lo suficientemente sabios como para darse una segunda oportunidad y amarse tal y como deberían haberlo hecho siempre.

Tenía ganas de que analizases esta peli, un saludo desde http://ciclos-decine.blogspot.com/ y enorabuena por estas flechas certeras que estas lanzando desde Sherwood.

dvd dijo...

De nada. El final de esta peli es antológico... a mí me hace llorar como un niño...

Mister Lombreeze dijo...

Para mí es lo mejor de Connery jungo a La Colina.
Yo siempre que la veo empatizo con Robert Shaw, el sheriff, y no sé por qué. Bueno sí, porque esta peli no es tan de blancos y negros y en los grises siempre encontramos un hueco.
Hay algunas tomas de Lester (sobre todo al comienzo de la película) que son apabullantes. Magistrales.
La pega que le pongo es que posee un ritmo algo irregular.
La escena en la que Robin y su compañero trepan el muro del castillo y tienen que parar después a tomar aire... qué buena. Se les acerca dos jovenzanos que acaban con el cuello degollado al subestimar sus botones.

"Te amo más que a todo, más que a los niños, más que a los campos que planté con mis manos, más que a la plegaria de la mañana... Te amo más que al amor o a la alegría o la vida entera. Te amo más que a Dios...".

Joder y ahora me están entrando ganas de llorar. Por tu culpa.

dvd dijo...

Sniffffff!!!...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!