viernes, 27 de febrero de 2009

Núcleo de expresiones

Ya llevaba algún tiempo queriendo escribir esta reseña; primero porque la película es una cumbre, segundo porque me sirve como pequeña gran venganza contra el cariz que ha tomado desde hace algunos años el cine fantástico.
En el cine fantástico, como digo, ya parece que cabe (y vale) todo con tal de justificar presupuestos desmedidos e innecesarios, por lo que a menudo (casi siempre) nos encontramos ante productos de apariencia megalómana pero huecos en lo fundamental. Y lo fundamental es simple, por lo que el que no lo posee suele irse por las ramas. He aquí un ejemplo de todo lo contrario. En 1919, el incipiente genio alemán Fritz Lang rechazó adaptar un delirante guión sobre un misterioso hipnotizador ambulante que tiene sometido a un esclavo bajo su influencia, obligándolo a cometer fechorías y desmanes. Hasta aquí, tampoco hay nada nuevo bajo el sol; lo que hace de DAS KABINETT DES Dr. CALIGARI un clásico inmortal es que 90 añitos después seguimos viendo un film que se adelanta a su tiempo constantemente, que abre nuevos caminos de percepción sensorial y rebate todas nuestras ortodoxas creencias sobre lo lineal en una obra de arte. Y todo eso en apenas una hora; una hora estremecedora, generosa en el esfuerzo y fascinante en todo su angustioso lema: "Nada de lo que usted ve es lo que ve, sino lo que queremos que vea". Y a diferencia del tostón que comenté ayer, la enésima vuelta de tuerca perfeccionista, esta obra maestra de todos los tiempos es tremendamente humilde al plantear no más que un tétrico cuento de terror, que díganme a mí si no ha influido a Tim Burton o a David Lynch, por citar a dos tipos que pasan por ser originales.
En fin, que como lo que hay que hacer es verla, porque es cortita y muy buena, se podían bajar algunos del melifluo carro de la "genialidad" y aceptar de dónde vienen, en realidad, las grandes ideas, las que perduran casi un siglo después.
Saludos desde el gabinete.

1 comentario:

ethan dijo...

Esta película se encuentra entre mis favoritas de todos los tiempos. Algún día hablaré de ella. Tú has dado en el clavo: es de 1919!!! y todavía sigue siendo moderna...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!