jueves, 26 de febrero de 2009

¿Cuota cubierta?

Bien, no se me desmanden que ya hablé ayer de los oscar e iré desgranando poco a poco, film a film, la significativa caída en picado del certamen este año. La primera: THE CURIOUS CASE OF BENJAMIN BUTTON.
"Zapatero a tus zapatos" es un dicho muy útil que no sé si se emplea en el argot anglosajón, pero que a David Fincher le habría ido pero que muy bien. Primero: ¡TRES HORAS! Tres malditas e insufribles horas de "¡Mira qué peazo efectos digitales tengo! La historia, la narración, el sentido del ritmo, incluso las interpretaciones, es lo de menos... tengo máscaras que todo lo tapan. Y lo llevo, precisamente, al terreno que menos le interesa a Fincher, director que, por otra parte, sigo admirando ¿De qué nos habla exactamente esta película? ¿del paso del tiempo? No, puesto que este caso tan curioso es presentado como una enfermedad, muy improbable, pero enfermedad al fin y al cabo ¿Es un ejercicio posmoderno de cine fantástico? Vale, entendámoslo así, pero lo del "Benjamin Button" aventurero, enrolado en mil y un azares ¿no es un poco tramposo? El tiempo como elemento omnipresente, sí; pero también como marco idealizado para "Las aventuras de...", por lo que lo otro, lo del reloj hacia atrás, se me antoja rescatar por los pelos la premisa fundamental de Scott Fitzgerald. Sigamos; no sé si hacia delante o hacia atrás pero sigamos.
Fincher se ha consolidado, sobre todo, por insuflar un extraño aire malsano a obras de corte más o menos clásico. Si obviamos la apocalíptica THE FIGHT CLUB, el resto no es más que su personalísima revisión de Hitchcock, Mulligan, Renoir o Bergman; digamos su "filtro" americano de fin de siglo, pero que funciona y le ha dado prestigio. Aquí, todo esto desaparece. La música es (una vez más) esa pesada longaniza de acompañamiento, ensoñadora, vacua de sentimiento y mil veces repetida. La fotografía es empleada como vehículo ideal para esos personajes ideales (idealizados) incluso en medio de una desgracia. Las actuaciones, ya digo, las vemos a diario en los anuncios de la tele; esas actuaciones costumbristas, deshilachadas y maniqueas de "a cada uno lo suyo". El encargado, normalmente, de arreglar el producto con su ingenio y buen hacer, suele ser el director, pero al fin se le han visto las costuras a Fincher, al director dotado de un sólido y original discurso propio. Con lo bien que le habría salido un cortometraje; con lo bien que habría quedado buen actor de carácter como Jude Law; con lo que hubiese ganado la historia sin esos ridículos momentos de logro y superación patrióticos, más propios de FORREST GUMP, superior a ésta porque por lo menos tiene su gracia, y el sentido del humor es algo que tampoco domina bien Fincher.
En definitiva, un ladrillo de tres horas, hueco, sin gracia, repleto de poses y tics y al que sólo podría salvar el próximo proyecto de David Fincher si es cierto que esta broma pesada no era más que una ingeniosa forma de recaudar. Si esto es así, entonces puedo entender que un tipo con tanto talento se meta en estos berenjenales.
.sodulaS

3 comentarios:

atikus dijo...

jaja, te van a escaldar las fans de Brad Pitt!!, bueno yo no voy a ser tan severo, pero desde luego para hacer una peli de tres horas hay que estar muy seguro de tener una historia que se merezca tanto metraje y esata historia evidentemente no necesita mas de 90-100 minutos.
Tanto regodeo sólo da lugar a la desesperación.

Saludos

Kinezoe dijo...

Pues sí, pelín larga sí que es; se está generalizando esa mala costumbre de realizar películas de tres horas, cuando hora y media bastaría para la mayoría.

No me resultó pesada, pero tampoco acabo de ver esa obra maestra que dicen otros. Ni tanto ni tan calvo. Lo que sí es cierto es que conforme pasa el tiempo te va quedando la sensación de que lo que has visto no es más que un telefilm muy bien presentado.

No es una película que me apetezca volver a ver en breve. Quizá no se tan buena...

Saludos.

ethan dijo...

Pesada, Brad Pitt muy pasivo, Blanchett deslumbrante.
Saludos!

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!