miércoles, 13 de octubre de 2021

Una rubia y una morena...


 

El dato es sintomático. Hablé de TRON en 2009, justo un año antes de que se estrenara TRON: LEGACY, y de hecho ya por entonces mencionaba lo que la Disney se traía entre manos, desempolvando los 8 bits (siendo generosos) de una película que nunca ha encontrado su propio acomodo en la historia del cine palomitero. Han pasado 11 años más, y si soy sincero, había borrado de mi "disco duro" todo rastro de esta tardía secuela, supuestamente destinada a ser un acontecimiento, y terminando en un sitio terrible para cualquier film: el ostracismo merecido. Ha tenido que ser por revisar la corta filmografía de su director (y no me pregunten por qué), que dije "diablos, pensaba que la había visto". La sensación, más que tibia, es de incredulidad, de producto con piloto automático, y de un enganchón de nostalgia muy mal entendida. No basta con sacarte la chorra con los efectos digitales, porque el ojo de hoy día (incluso el de 2010) está ya anestesiado a estas cuestiones, y sólo hubiese bastado algún giro ingenioso, al menos para haber ganado a los incondicionales retronostálgicos. Ni siquiera eso, y sí un montón de escenas que dan vergüencilla (pobre Jeff Bridges), o dolor de cabeza, porque los momentos de lucha parecen una familia de luciérnagas en una Termomix... No sé, es muy raro todo, porque si la enclavamos en su propia época, a mí me parece incluso más anticuada que la de 1982. Y no es un desastre absoluto porque al menos tuvieron una idea original, metiendo a Daft Punk pinchando por allí... En fin...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!