domingo, 10 de octubre de 2021

Rincón del freak #476: Caprichos de potentado o plegarias no atendidas


 

Ocurrió hace apenas seis años. Andrew Getty era un heredero con la vida resuelta desde la cuna, nieto de un magnate petrolero, y con una biografía digna de cualquier papel couché. Murió en 2015, con 47 años, y cada rastro que se ha ido encontrando no es el de un tipo precisamente feliz, sino más bien un hombre aplastado por la magnitud de su posicion social, y que por ello, paradójicamente, lo tendría más complicado para ser tomado en serio. Getty quería demostrar que era capaz de salirse de un mundo por definición frívolo, y plasmarlo en una historia que, vista con atención, y más allá de ser un relato de terror, podría ser un encriptado sobre su propia infancia. Y todo esto está muy bien, pero luego nos toca hablar de THE EVIL WITHIN, que es la "película" que Getty logró levantar a duras penas, y cuyo carácter caótico se entiende mejor desde su inverosímil naturaleza. Ni que habláramos de Coppola o Cimino, la producción de este film se remonta a 2004, y no fue hasta 2014 que estuvo... digamos más o menos terminada. Con un mecanismo interior atrofiado, un montaje epiléptico y unos actores que, más allá de sus limitados recursos, imagino que no sabrían en qué punto estaban, se trata de una típica historia de fantasmas, que gira en torno a un discapacitado que vive con su hermano, y que tras recibir un extraño espejo comienza a tener alucinaciones. Insisto, si la van a ver, ni se preocupen por la trama en sí, que es una mezcla de "terror cutre de SyFy" y cualquier drama de sobremesa en A3; en lugar de ello, intenten hacer un divertido (aunque arduo) ejercicio de proyección astral, y transpórtense a ustedes mismos a esas llamadas de año en año, en las que un actor o un operador se tiene que poner a retomar el trabajo del año anterior... Prácticamente un acto de fe, THE EVIL WITHIN sólo pudo ver la luz en 2017, y gracias al esfuerzo de los amigos de Andrew Getty, como último gesto a su memoria. Su obra quizá no sea gran cosa, pero su extraña vida nos recuerda que no deberíamos ejercitar tan a menudo nuestra envidia...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!