jueves, 18 de febrero de 2021

De buena voluntad


 

WAGON MASTER es de esas películas a las que se les puede adjetivar como "injustamente olvidadas" dentro de la filmografía de John Ford. Sea por su total falta de pretensiones, tono ligero o ausencia de grandes nombres (aunque esto sea relativo), se trata de un western atípico, que contiene toda la esencia del maestro, sus claves bien intactas, pero prefiere bajar un poco la intensidad y ofrecer un espectáculo disfrutable y más cercano a una especie de comedia que a un duelo de pistoleros. Los únicos que hay aquí irrumpen en la abrupta escena inicial, después de atracar un banco, y no los volveremos a ver hasta bien avanzado un metraje, por otra parte, enjuto y bien exprimido. Los protagonistas son los integrantes de esta "caravana de paz" (como se tradujo aquí el film), un nutrido grupo de mormones que viaja de Utah a California, con la intención de asentarse en tierras fértiles. Los guía un tipo malhablado (para ser mormón), que se fija en un par de jóvenes tratantes de caballos, que conocen bien la ruta, y a los que prometen una generosa recompensa. Así discurre el fin, entre espectaculares secuencias de la penosa travesía de la caravana, bajo un majestuoso Monument Valley, algún bailecito y el fortuito encuentro con la troupe de un charlatán de los de los elixires mágicos, aunque todo se tuerce cuando los atracadores se topan com ellos. Lo que Ford consigue aquí es un excepcional retrato coral, como si de un gran homenaje a sus secundarios habituales se tratara; y, casi sin que nos enteremos, asistimos a todo un retablo de emociones. Amistad, amor, odio, desprecio. Todo ello cabe en menos de hora y media, con magníficas interpretaciones de Ward Bond y Ben Johnson, y con la sensación de que el Oeste también podía ser emocionante sin truculencias.
Perfecta para un Domingo por la tarde.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!