martes, 5 de mayo de 2020

Jazz a las cinco



Ahora lo llamarían "noir pluscuamperfecto", "romanticismo decadente" o "rareza intemporal", pero en su momento, en 1987, STORMY MONDAY estuvo a punto de tirar por tierra lo que luego ha sido un recorrido como director, en mi opinión, más que aceptable. Mike Figgis debutó con este pequeño homenaje al cine negro más clásico, con un reparto demasiado bueno para un novato, y con un trasfondo jazzístico que se entremezclaba con la impenitente lluvia de Newcastle, para alumbrar un relatito de desencuentros y casualidades, un poco a lo G. Ulmer, con esos típicos hijos del desamparo, zarandeados mientras intentan buscar un hueco en algún sitio. Por allí estaba un joven Sean Bean, que ya apuntaba maneras de "buen chico malo", cayendo en las redes de Melanie Griffith, que trabaja como camarera y espera un "gesto de empatía" por parte de un mafioso americano (un tibio Tommy Lee Jones), que ha llegado para hacer negocios en tierras británicas, entre ellos comprar el mítico club de jazz que regenta Sting, ante la esquiva negativa de éste. Asuntos turbios, pasados que aparecen sólo a medias, y jazz, mucho jazz; un cóctel que debería funcionar maravillosamente si el guion está bien engrasado, pero que presenta multitud de lagunas argumentales, en un film que funciona más cuanto más artificioso e iconoclasta luce, pero que pierde empaque a la hora de narrar convencionalmente. Un título algo olvidado, puede que merecidamente, pero que habría que juzgar en el contexto de una ópera prima de cierta ambición, que no es poco para las naderías que se suelen ensalzar actualmente.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!