lunes, 18 de mayo de 2020

Hartos de todo



Me viene al pelo una olvidada película de Ken Russell (concretamente de 1971) para ilustrar (aproximadamente, porque es bastante chocante) la surrealista "protesta", a base de palos de golf y paseos en descapotable, del barrio de Salamanca, que ahora pretenden imitar en otras partes de España, pero con peor suerte, porque el caché es algo que "se tiene o no se tiene"... Anyway, porque más allá de lo mal que están llevando algunos que el dinero público se emplee para rescatar a gente que de verdad lo necesita, hay un tufo como a diabólico en todo esto, una especie de malsana improcedencia por parte de los defensores de "lo privado", como si este virus se parara a pensar si hay "merecedores" de su fatal consecuencia vírica. Buñuel lo habría puesto en imágenes con mayor elocuencia y acidez, pero también es verdad que esta ridícula "revuelta de los Pocholos" me trajo a la mente la famosa novela de Aldus Huxley "Los Demonios de Loudun", que posteriormente fue llevada al teatro por John Whiting, y que Russell recreó en una explosiva y desquiciada película, protagonizada por Oliver Reed y Vanessa Redgrave, que daban vida al libertino clérigo Grandier y la atormentada y ultraortodoxa Madre Juana, que regenta una orden con mano dura, mientras se restriega en soledad con la imagen mental de Grandier. Russell nunca ha sido de medias tintas, o se le ama o se le odia, pero nunca te dejará indiferente; y tras su carnaval de atrocidades, uno siempre vislumbra varias ideas poderosas y fundamentales, como la defensa de la libertad o el fustigamiento hacia las instituciones castradoras. Más que sobre un exorcismo (que es de lo que se supone que va la historia), esta irreverente película nos habla de la mala praxis en el imposible equilibrio entre virtud y placer, o de cómo sólo la perfección es la más imperfecta de las abyecciones. La película fue vapuleada, cortada, prohibida, y ahora se ve con una mezcla de anacrónico estupor y hasta una extraña ternura. Yo sólo espero que lo del señor golpeando señales de tráfico con un Hierro 3 sea una especie de broma de mal gusto, si no creo que me he perdido algo por el camino...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!