martes, 24 de octubre de 2017

Wajda. Brillo y dominio #8



Y Wajda abrazó la nueva ola. NIEWINNI CZARODZIEJE (LOS BRUJOS INOCENTES) es el primer trabajo del director polaco que transcurre en su propia época (1960), y además se despoja de cualquier tipo de género para inscribirse en el lánguido ínterin que va desde la explosión cahierista y la expansión centroeuropea posterior. A Wajda el experimento le resulta a medias, y se le nota la necesidad de tener algo "tangible" que contar, mientras el "antonioniano" Jerzy Andrzejewski expande su habitual sentido del guion inmersivo y ofrece casi una historia escindida, e incluso troceada. El protagonista es un médico que trabaja en un ring de boxeo ¿?... y por las noches se dedica a tocar la batería en un club de jazz (un pipiolo Roman Polanski es el contrabajista); como le tocaba a los improbables héroes godardianos, es perseguido por las chicas y no al revés, pero se encapricha de la que menos interés parece tener por él y entonces es él el perseguidor. La segunda parte del film, aún menos interesante y más arquetípico, es una larga suite de diálogos deslavazados sobre temas trascendentales, cuando lo que subyace es una represión sexual más que preocupante. Un título menos de Wajda, comparado con sus trabajos anteriores, del que yo salvaría la banda sonora del gran Krzysztof Komeda y algún apunte suelto, como la constatación de que Andrzej Wajda nunca tuvo mucho que ver con la nouvelle vague.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!