domingo, 22 de octubre de 2017

Rincón del freak #286: De la amoralidad como género



La adaptación que Adam Wingard ha realizado del manga de Tsugumi Ôba y Takeshi Obata podría haber sido realmente interesante, un retorcido estudio sobre las posibilidades de la omnipotencia cuando ésta recae en las manos equivocadas. Exactamente igual al resultado de esta floja e incomprensible DEATH NOTE, que ni tiene la exuberancia visual del original, ni, mucho peor, su inquietante ambigüedad ideológica. Para quien no conozca de qué va todo esto, les diré que se trata de un cuaderno que se aparece aleatoriamente a una persona para que sea su dueño durante un tiempo determinado, aunque el cuaderno en realidad es el instrumento mediante el que un demonio llamado Ryuk desata todo su poder destructor. Ryuk (y aquí debería haber estado la gracia) no mata ni ataca a nadie directamente, sino que incita al poseedor del cuaderno a que escriba el nombre de una persona mientras visualiza su rostro y la forma en que desea que muera. En cuestión de segundos, esta persona simplemente muere. Ya digo, dejando de lado la encarnación del demonio (que aquí tiene la inconfundible voz de Willem Dafoe) y algunos efectos visuales más o menos logrados, lo que debería diferenciar a DEATH NOTE de productos similares es su conflicto moral, cómo podrían juzgar los espectadores a un protagonista (advierto que es un tipo detestable desde cualquier punto de vista) que se dedica a sentenciar a muerte a quien se le antoje. Lamentablemente, a Adam Wingard (director interesante en lo visual) apenas si le interesa el botepronto especular, y casi nada la reflexión moral que sí está implícito en el manga.
Rutinaria.
Saludos.

2 comentarios:

Jimmy FDZ dijo...

Yo pienso que Adam Wingard ha perdido el rumbo, incluso llego a pensar que su única intención, desde el inicio, fue dirigir grandes blockbusters: llegar a ser el nombre que encabeza la pelea entre Godzilla y King Kong, cosas así.
Qué bueno que todavía exista Ti West.
Saludos.

dvd dijo...

Muy de acuerdo. Sí señor, muy de acuerdo...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!