martes, 22 de diciembre de 2015

... y Lucientes



El problema de GOYA'S GHOSTS es que desde su mismo cartel promocional, luego corroborado con el visionado de la propia película, sabamos, intuimos, nos damos cuenta instintivamente de que esto no tiene absolutamente nada que ver con Goya. Ni con España, ni con Carlos IV, ni con Napoleón... Y si me apuran, esto no tiene nada que ver con Europa; y lo digo así de fuerte, igual que al señor Saul Zaentz se la trae al pairo si la Historia fue de una manera u otra. Y, ojo, que soy el primero que abomina del rigor histórico si deviene "rigor mortis" artístico, que para documentales ya existen hasta cadenas temáticas, pero lo que no se puede vender es una mirada a uno de los artistas más poderosos y fascinantes de todos los tiempos, el que cambió para siempre el concepto de "modernidad" en la pintura, cuando lo único que quieres es vender (y escupo la palabra) a los actores del momento (hablamos de 2006): Javier Bardem y Natalie Portman. Que no digo que no se lo curren, ya que son los verdaderos protagonistas de este demencial y caótico portafolios, pero entonces no sé qué diablos pinta un Goya arrinconado hasta la indiferencia, y que además, con la cantidad de actores de carácter que hay tuviesen que echar mano de un sueco, por muy buen actor que sea Stellan Skarsgard... Y eso que ni siquiera quiero mojarme con la vergüenza ajena que tuve que soportar escuchando al gran José Luis Gómez zarrapastreando un inglés de Íter-Sopena, aunque lo divertido es comprobar que a Unax Ugalde en inglés... ¡tampoco se le entiende nada!... En fin, que esto no es sobre Goya, y sólo muy anecdóticamente habla sobre el oficio de pintar, porque todos terminan pintando muy poco...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!