martes, 1 de diciembre de 2015

El peligro del fondo de armario



La historia de STRANGE MAGIC es sumamente extraña, al menos para un producto que es convencional desde su misma concepción. Se trata de uno de esos recovecos personales en la imaginación de George Lucas, muy cercano por ejemplo al engendro de Los Ewoks... ¿a que se acuerdan? Pues tengamos en cuenta que es un musical ambientado en un bosque por donde vuelan unas hadas sospechosamente parecidas a Campanilla y cuyas preocupaciones pasan por casarse con el príncipe de turno (también con alas de "mariposa") y no adentrarse demasiado en la parte oscura del bosque, que podría ser un peligroso gueto habitado por unos sapos que hablan. El caso es que Lucas le vendió esto a la Disney y hay investigadores intentando descifrar cómo, pero sobre todo "por qué". STRANGE MAGIC no sólo tiene una animación espasmódica y poco veraz, sino que su mezcla de candidez infantil y gamberrismo teen no consigue satisfacer a ninguna de los dos posibles tipos de espectador, lo que la deja en un aburrido karaoke popular con unos personajes intrascendentes y que se parecen demasiado entre ellos. Y, sinceramente, lo de Shakespeare que he leído por ahí me parece un chiste demasiado malo para ser contado.
Mala, mala.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!