viernes, 4 de diciembre de 2015

Stand up Slash



Parece que va cobrando fuerza un nuevo subgénero, que podríamos llamar "comedia de horror autoconsciente" o "terror-inteligente-capaz-de-reírse-de-sí-mismo". Como sea, hay una nueva hornada de directores, guionistas y actores que en otro tiempo no hubiese encajado demasiado bien en una producción al uso, ya fuese de serie B o primera fila, pero que han ido conquistando su lugar en el negocio a base de ir echándole mucho morro y algo más de inteligencia. Lo hemos visto en la magnífica THE CABIN IN THE WOODS, donde la típica película de asesino psicópata de incautos jovencitos mutaba en otra cosa capaz de dejar al más avisado con el culo torcido. Ahora nos llega THE FINAL GIRLS, que no es tan rompedora como aquélla pero continúa indagando en las posibilidades del género de terror como juguete metafílmico, una especie de miniatura posmoderna que en lugar de ridiculizar a dicho (sub)género lo acribilla a guiños y sobreentendidos, hasta que extrae esa pulpa cualitativa que todos una vez intuíamos que contenían. El guion de M. A. Fortin y Joshua John Miller tira más al rocambole exagerado, y no tanto a la reflexión expositiva, lo que determina su carácter decididamente humorístico, que desentona ligeramente cuando (no se sabe por qué) los personajes se ponen serios y sensibles. A grandes rasgos, se trata de un grupo de jóvenes que se ven trasladados literalmente al interior de una película que es un homenaje explícito a VIERNES 13; allí, el fanático nerd se emociona... hasta que ve al malo, claro; y la gracia está en la complicada adaptación de unas personas normales a un mundo repleto de clichés y subrayados. Es decir: si ahora vemos desfasados y exagerados a esos jóvenes llenos de hormonas, capaces de seguir quitándose ropa incluso en presencia de un asesino con un machete, imaginemos cómo sería al contrario... Efectivamente, la gracia está en comprobar lo díficil que es cambiar lo establecido donde las rubias son tontas (y viceversa) y los chicos se tocan los biceps mientras despliegan un Playboy.
Aunque el elemento sorpresa ya va cediendo paso a la rutina, y los guionistas van a tener que seguir rascándose la cabeza, merece la pena echarle un vistazo, aunque sólo sea por dos o tres momentos absolutamente hilarantes, como el del flashback.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!