miércoles, 12 de febrero de 2014

¡Viva el mal! ¡Arriba el capital!



Iniciamos aquí y hoy nuestro particular repaso (nunca mejor dicho) a lo deparado por la gala, festival, evento o lo que sea de los Goya, que este año se presumía repartido y lo único que ha hecho es confirmar la ceguez inveterada de un colectivo, el del cine, que sigue creyendo ingenuamente que hacer películas comerciales y premiarlas les va a sacar del atolladero en el que llevan sumidos muchos más años de los que llevamos en crisis. El problema es otro, y no discuto yo que dicho certamen no sea precisamente el sitio más representativo para el "¿otro?" cine español, el que sí da dentelladas mortales al sistema, no desde la continuidad, sino desde la inventiva feroz y suicida. Paradigma y síntoma de todo ello es que la película más premiada haya sido LAS BRUJAS DE ZUGARRAMURDI, el enésimo y desesperado intento de Álex de la Iglesia por recuperar la frescura de sus primeros trabajos, en lugar de intentar profundizar un poco en sus personajes, adalides (a veces) de un gozoso costumbrismo que destapan con su chocante esperpento de TBO. Así, este monstruoso aquelarre es, a imagen y semejanza del star-system hollywoodense, un gigante que empieza a tambalearse justo en su mejor momento. Toda la primera parte, que va desde el genial atraco al "compro oro" (imaginar a Bob Esponja, Jesucristo, Minnie Mouse y un soldadito de plástico pegando tiros es una cumbre) hasta la accidentada huida de los atracadores en taxi, pasa en un suspiro, y uno piensa que de la Iglesia es un maravilloso resistente, apegado hasta el fin a sus convicciones de juventud, pero que también ha visto el momento (exactamente igual que su metáfora del capitalismo encarnado en el diablo de hace veinte años) de denunciar mediante un sarcasmo inteligente y acaso deudor de un Berlanga anfetamínico o un Gila esquizoide. Lástima que después todo se desparrama incomprensiblemente, y la parte final es un ininteligible batiburrillo con monstruo digital incluido y en la que sus puyas políticamente incorrectas se van diluyendo entre gritos, carreras y bofetadas.
Lo mejor, sin duda, son sus actores; si a mí me dicen hace un año que me iba a descojonar con Mario Casas y Hugo Silva no me lo hubiese creído, pero lo cierto es que en una película donde salen muchas mujeres, el verdadero amo de la función es el elenco masculino y su tierna reivindicación del "pobre macho ibérico", arrinconado (y acojonado) por un matriarcado directamente convertido en una legión de brujas. Y es que hasta para ser machista hay que saber serlo...
Saludos.

4 comentarios:

xalons dijo...

Totalmente de acuerdo con tu comentario sobre "Las brujas de Zugarramurdi". A mí la primera parte me gustó mucho y especialmente Mario Casas me resultó tronchante. Lástima que en su parte final se pierda toda la magia en esa aburrida espectacularidad digital.

De todas formas y aunque la película de Álex de La Iglesia haya sido la que más Goyas ha conseguido, la triunfadora (de la que no comentas nada) de esta gala por llevarse algunos de los Goyas más importantes fue "Vivir es fácil con los ojos cerrados" que, sin ser ninguna maravilla, me pareció una buena historia con magníficas interpretaciones y para mí era la favorita de las siete u ocho que películas que había visto de las nominadas en esta edición. ¿De ella no comentas nada?

dvd dijo...

Paciencia, hombre... Aquí vamos a peli por día, y aunque todas todas va a ser imposible, yo me comprometo a comentar las que he visto que es un 75% +ó-.
Es que si adelanto algo aquí, luego ya no me inspiro...

Mister Lombreeze dijo...

Una peli chapucera, se salvan cuatro gags. El guión es un dislate y la moraleja es casposa. Premiar esto es un desatino.

dvd dijo...

No anda muy descaminado, no...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!