miércoles, 19 de febrero de 2014

Cáncer de músculos



Me da miedo vivir en un mundo ideado por Gracia Querejeta; un mundo, una vida, donde la normalidad, ser normal (que en teoría debería ser más o menos fácil) se base en una incomprensible homogeneización en sordina. Mi explicación o análisis es que uno puede instalarse en el aburrimiento y la monotonía casi como exorcismo de cualquier "peligroso" vaivén. O: si podemos domar el talento a lo mejor podríamos llegar a una pequeño-burguesía global repleta de gente con la vida resuelta en urbanizaciones y empeñada en mirar con cara de vinagreta y comerse los sandwiches "Club" con tenedor y cuchillo. O: a las sensaciones no se llega mediante el estudio; sí al conocimiento, pero el conocimiento que no se aplica o se orea es más bálsamo que reflexión. Y no, no hay ni una sola reflexión válida en 15 AÑOS Y UN DÍA, una película tan vacía de contenido y tan henchida de forma(lismos)s, que ya avanzada, cuando el espectador se confiesa ya desorientado, le cambian el tercio hacia otra cosa. Y usted no puede empezar prometiéndonos que veremos las vicisitudes de una cuarentona sin éxito en lo suyo y continuarlo con el salvavidas de que su marido le dejó la vida resuelta antes de morir; igual que no puede parar ahí y centrarse ahora en un niñato odioso, un gandul al que podrían darle mucho por ahí, pero que tiene guasa lo bien que se porta todo el mundo con él. Y encima lo mandan a vivir con el abuelo, que es otro busto parlante que vive un feliz retiro en la playa, que hace footing y va a puticlubs, pero que le da lecciones de moralidad a todo quisque... No sé, no entiendo nada, y menos cuando, en el colmo del rebusque, a Gracia Querejeta se le ocurre que podíamos coronarlo todo con un episodio de esa cosa tan terrible que es "Los misterios de Laura".
Afortunadamente Gracia Querejeta no es Dios y rige nuestros destinos. Nunca siete nominaciones y cero premios han suscitado tan poca polémica. Y no me extraña.
Fría como una sopa fría a la que miramos de reojo veinte veces antes de tirarla.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!