martes, 1 de noviembre de 2011

Un artista del hambre



Hay películas que se extienden incomprensiblemente en el tiempo empleado para contar lo que quizá no debería sobrepasar la duración de un cortometraje, y otras exactamente en el polo opuesto; films que nacen tímidos, con vocación de no llamar la atención aunque su planteamiento abra un debate tan necesario como interesante. THE LAST CONFESSION OF ALEXANDER PEARCE emplea una hora justa para desafiar todas y cada una de nuestras convenciones sociales, y a fe mía que aquí sí que tres horas podrían haber estado más que justificadas. No estoy tan seguro de que su tema central sea el canibalismo, que también; lo que me dejó pensando un buen rato fue el despojamiento de razón intelectual ante un caso de una extremidad incontestable y, por tanto, desarmante. El nervio, insisto, es la antropofagia obligada de un grupo de hombres, a principios del siglo XIX, que escapa de un aislado penal en la isla de Tasmania, un sitio donde apenas importa que los presos escapen, puesto que el territorio que han de cruzar es absolutamente inhóspito. Efectivamente, a los pocos días el hambre empieza a hacer mella y las personas se convierten en lobos hambrientos, esperando la caída del débil. THE LAST CONFESSION... usa la perspectiva del relato oral para hacernos dudar ¿fue así exactamente o se trata de un último juego cruel por parte de un hombre que sabe que sólo le quedan unas horas de vida? Porque casi todo el metraje es un enorme flashback que proviene de lo que cuenta Pearce, que logró sobrevivir inexplicablemente varios meses cruzando un vasto territorio, sólo para volver a ser capturado y condenado a muerte. Indagando un poco en la insólita naturaleza de este mediometraje, el mensaje subyacente es la brutalidad a la que eran sometidos estos parias; sí, dejan de ser personas cuando el hambre les obliga a asesinar para comer, pero también cuando son recluidos de por vida por un insignificante robo. Es ahí donde THE LAST CONFESSION... se resiente del poco tiempo del que dispone para sostener y hasta ampliar su interesante discurso, menos orientado al simple film de aventuras/misterio y sí a la reflexión social, aunque se trate de un ínfimo suceso en un lugar remoto y hace casi dos siglos...
Saludos famélicos.

1 comentario:

Hogar De Cine dijo...

Interesante blog. Me hago seguidor!
Saludos,
Hogar de Cine

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!