sábado, 19 de noviembre de 2011

Futuro pluscuamperfecto



Desconfíen de DEMONLOVER, no es la película que parece ser; no la que promete ser, porque Olivier Assayas no promete nada, sólo lo insinúa para terminar jugando con el intelecto del espectador. Bien hecho, creo yo, porque de alguna manera volvemos a las raíces, a ser un poco más inteligentes en base a lo avispados que demostremos ser. Tampoco demuestra nada DEMONLOVER, no es un cuento que empieza y acaba, ni siquiera pretende enseñarnos ningún tipo de lección. DEMONLOVER es una conjetura, exactamente igual que el experimento de Godard en ALPHAVILLE o Tarkovski en STALKER (notablemente superiores, si me permiten la observación); un autor se abandona en los brazos del género para, seguidamente, saltar de los mismos y subvertirlo como fin en sí mismo. DEMONLOVER no sólo habla de la manipulación digital y hasta se disfraza con los distinguidos oropeles de la liturgia, sino que no se salta ni una coma de lo que podría haber sido un nuevo thriller supuestamente futurista ¿Entonces qué? Pues entonces, justo cuando (tan listos que somos) creemos haber apuntalado bien los tres o cuatro trucos del escurridizo director francés, resulta que esto no era ni MATRIX, ni JOHNNY MNEMONIC, sino el adelanto de, por ejemplo, INLAND EMPIRE, mejor hecha, claro. Efectivamente, pueden leer la sinopsis si quieren, pero les hará el mismo efecto que si ven la película sin sonido: no se van a enterar de nada. En lugar de eso, les propongo que se esfuercen por abstraerse de todo artificio y se concentren en el rostro de Connie Nielsen, ahí está la clave. Quedan avisados.
Saludos endemoniadamente amorosos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!