martes, 8 de noviembre de 2011

Metáfora de una destrucción



El cine, como aglutinador de lo absoluto, revela un gran peligro que se vuelve en su contra: absoluto no es sinónimo de grandioso, espectacular; no es CORAZONADA y no es LA PUERTA DEL CIELO, que sí son dos perfectos ejemplos del fracaso del hombre ante el intento de atenazar lo absoluto. Lo absoluto se pelea con el cine mismo, detesta su manía de encuadrarlo todo y acaba por abandonarlo a su suerte. Cine. Y cine es, más aún, la evocación de lo que ya no existe ¿Qué es, si no, el cine clásico, sino una coreografía de fantasmas apoderándose de nuestra inmaculada percepción? A tenor de lo poco que ha avanzado la manera de contar las cosas en una sala a oscuras, deberían ser objeto de estudio películas como STILL LIFE, en la que Jia Zhang Ke es capaz de dar la bocanada (de aire fresco) más grande, al menos así es en la medida de todas sus posibilidades. STILL LIFE es la historia de una desaparición... o quizá de unas cuantas; primero la de todo un pueblo tras la construcción de la mastodóntica presa de las Tres Gargantas. Lo colosal, lo megalómano; sí, pero no es menos cierto que ahondando en la reflexión humana, no tanto en la confrontación como en el desesperante sentimiento de pérdida. Entroncando con todo ello, la historia del minero que regresa para buscar a su mujer tras nada menos que 16 años fuera, o la enfermera que busca a su marido y sólo encuentra verdades ocultas. La metáfora está servida casi sin querer, sólo hay que saber mirar en la dirección adecuada. Jia Zhang Ke, en tanto que ciudadano chino, no puede criticar a su propio país, pero puede mostrárnoslo tal y como es para que lo critiquemos nosotros, o al menos para que no nos deslumbren sus grandes obras de ingeniería ni su imparable ascenso económico. STILL LIFE detiene su visión en un lugar muy poco común, allí donde no queda nada y los fantasmas han dejado de gritar hace mucho tiempo. Imprescindible.
Saludos anegados.

1 comentario:

Cinemagnific dijo...

Desde luego, es un peliculón imprescindible. Tengo que revisarla.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!