sábado, 21 de noviembre de 2009

Rotulador fluorescente

Constantin Costa-Gavras es un director incómodo por diversos motivos. Diversos y variados, que diría otro. No me refiero tanto a su manera de filmar, que es bastante convencional, sino a lo que filma, que suelen ser algunos de los temas más escabrosos de lo que se da en llamar "Historia Oficial". En su larga trayectoria se suceden las denuncias de injusticias o el apoyo al débil, al indefenso; siempre con un marcado tono didáctico que para muchos acaba por incordiar más que por su denuncia por la sensación de que Costa-Gavras debe pensar que todo el mundo es imbécil.
AMEN fue su propuesta para recordarnos que nadie está libre de pecado, ni siquiera la iglesia católica. Y, sí, es cierto, se trata de un asunto delicado y lleno de matices, nada menos que el silencio de la iglesia católica ante la barbarie nazi; un silencio que aquí queda reflejado en el intento desesperado de un oficial nazi, químico de profesión, que era encargado de la producción del letal gas Ziklon B, sin sospechar cuál era su verdadero destino hasta que es testigo de la terrible verdad; una verdad que se ve impotente a la hora de denunciar sin que él mismo llegue a correr peligro. Costa-Gavras, autor del guión, introduce entonces el personaje de Mathieu Kassovitz, un joven jesuita que está dispuesto a llegar a donde sea para ayudar al oficial.
Resulta francamente interesante esta curiosa dualidad, que permite un amplio abanico de posibilidades, como los lúgubres retratos de la indiferencia, la conveniencia del silencio o la resignación que mantiene a salvo un a moral bastante dudosa. Sin embargo, AMEN nunca llegará a ser una gran película porque cae víctima de su falta de ensimismamiento y termina siendo un documental dramatizado, donde los buenos nunca abandonan su posición y los malos quedan remarcados por ese fastidioso rotulador fluorescente que, pensábamos, hace tiempo que debería haber dejado de existir; a veces es bueno confiar en la materia gris.
Benditos saludos.

2 comentarios:

Crowley dijo...

La mayoría de las personas que nos rodean (entre las que me incluyo en alguna ocasión que otra) viven en una continua dualidad, en una doble moral peligrosa pero necesaria para ellos y la supervivencia de sus ideas.
Una película correcta de la que esperaba más.
Sañudos

angel dijo...

Costa Gavras hace esto, y punto, y lo hace desde su primera película. Se llama panfleto, y los hace bien, y como alguien dijo "ojalá no fueran necesarios los panfletos".
Algunas le salen mejor otras peor (esta peor), pero siempre es coherente con su trabajo... o quizá repetitivo?

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!