martes, 24 de noviembre de 2009

Los límites del encuadre en tanto que viñeta

Pues sí, no me miren raro que he repetido por activa y por pasiva que me encanta PULP FICTION; que me parece una de las mejores películas de los noventa y, por descontado, lo mejor que ha filmado Tarantino pero de lejos.
Hablamos de un film absolutamente revolucionario desde el punto de vista discursivo, narrativo; un alarde de montaje lleno de libertad y que en ningún momento se autoimpone las habituales y absurdas ataduras del cine yanqui, sobre todo las provenientes de cómo resuelve Tarantino cada problema que él mismo va creando a lo largo de uno de los metrajes más ágiles e ingeniosos que he visto desde entonces. PULP FICTION es irresistible por infinidad de motivos: por los anteriormente descritos; por un final directamente enlazado con el principio que consigue que acabes con una sonrisa cómplice tras casi tres horas de surrealismo sangriento, desvergonzado y muy muy saludable; por no hablar del generoso rescate que tito Quentin le regala a un Travolta que ya no volvería a ser el mismo desde entonces, un nuevo e imborrable icono. Pero es que si tuviésemos que hablar del resto de personajes tendríamos que rendirnos ante una extraordinaria y múltiple galería de personalidades, a cual más sorprendente. Ahí estaba el converso Samuel L. Jackson, que ve la luz en mitad de un tiroteo; Marcellus Wallace (Ving Rhames), que conocemos a través de un masaje de pies que muchos se quedaron con las ganas de ver; una Uma Thurman despampanante, que se marca el baile con más poca vergüenza de la historia del cine junto a un genial Travolta; Bruce Willis, que protagoniza las dos escenas que más me gustan del film: su impertérrito rostro mientras escucha a Wallace antes de dejarse ganar en el ring y la posterior persecución entre ambos, que viene dada por una serie de sucesos encadenados y que acaba de la única forma que a nadie podía ocurrírsele que iba a acabar. Terminando (aunque me dejo un montón de secundarios igualmente interesantes) con un insuperable Harvey Keitel, que regaló ese Señor Lobo descacharrante y elegante a partes iguales.
En suma, hablamos de un film tremendamente original, que es capaz de trasladar la esencia del cómic pulp de serie B al celuloide, al mismo tiempo que demuestra la capacidad de Tarantino para hacernos creer que cualquier cosa es posible en una pantalle de cine. Una obra maestra seminal y que luego ha sido mil veces copiada, incluso por su propio creador.
Saludos ficcionales.

3 comentarios:

Dialoguista dijo...

Muy buena, aunque ese fanatismo que vos tenes por Pulp, yo lo tengo por Kill, jijiji
Saludos!!!

Dr. Quatermass dijo...

Bueno, hay que darte toda la razon, Pulp Fiction es "la" pelicula que simboliza los 90 y su huella esta presente en la mitad de peliculas actuales. Dialoguista, a mi Kill Bill tambien me gusta mucho pero creo que esta un escalon (o dos) por debajo.

Saludos!

Mister Lombreeze dijo...

Mirar raro?, pero si es una obra maestra. Qué le gusta al vulgo?, y?. Ich bin vulgo y a mucha honra. Totalmente de acuerdo. Es, de lejos, lo mejor de Tarantino.
En la historia del Cine hay un antes y un después de Pulp Fiction. Creo que los cinéfilos de mi generación estarán siempre marcados por este trabajo, mucho más que por "Al final de la escapada".

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!