lunes, 23 de noviembre de 2009

Descuartiza que algo queda

Antes que nada, debo confesar que la terminología usada comúnmente en la reciente hornada de películas japonesas me es prácticamente desconocida, así que si empiezan con los típicos comentarios que incluyen palabras como Josei, Dojinshi o Meganekko, les advierto que estoy menos puesto que una bufanda cuadrada...
La cosa es que, de vez en cuando, uno no puede evitar dejar de lado sus gustos "oficiales" y adentrarse un poco en este mundo; y me refiero, claro, a las adaptaciones cinematográficas de comics manga. Y uno de los últimos que he visto ha sido ICHI THE KILLER, que Takashi Miike, ese hombre que ni come ni duerme (sólo rueda), extrajo del cómic homónimo de Hideo Yamamoto, otro que tal baila. Y... bueno, bueno, bueno... ¿cómo empezaría? Podría citar su impactante expresionismo visual, su poesía de la violencia, su insólito y variopinto retrato de personajes o su declamación cromática sobre la venganza... Sí, sí, sí... cuatro zanguangos... cuatro mangurrianes dándose de hostias y riéndose; y que luego se cortan en pedacitos... que digo yo que si se cortan desde el principio nos ahorran ver un montón de orientales sufriendo, que es el equivalente a El Fary en su "apogeo del torito guapo"... Puedo ver un montón de caras (bueno, serán tres o cuatro) enfurecidas al leer esto, pero es que la vi el otro día y no me enteré de nada, sólo me reí un poquito al final, cuando el protagonista se quita las grapas que lleva en los carrillos (vulgo mejillas) y... No, no les cuento nada. Así que aquí estamos, ante un montón de sangre, de vísceras, de pistolas, katanas y escaparates rotos... y no es Tarantino, no... ¿Qué pasa hoy día con el cine?
Saludos de un tipo que el otro día perdió dos horas de su vida.

1 comentario:

Mister Lombreeze dijo...

Las alabanzas por parte de críticos y bloggers al cine de Miike las interpreto como una de las Señales de la Segunda Caída del Imperio Romano de Occidente.
Aunque son más bien reminiscencias del gusto por lo exótico del explorador blanco colonialista.

No estás solo en esto de perder el tiempo viendo estas mierdas pinchadas en palos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!