domingo, 22 de junio de 2014

Rincón del freak #159: Los guiones del sótano



Aún hoy, nadie ha logrado explicar por qué Wes Craven decidió, 8 años después, volver a retomar la historia de los mutantes caníbales colineros y los estridentes domingueros desorientados; aunque, viendo la deriva de la franquicia "Freddy", su logro más notable, podría entenderse la búsqueda incesante del pelotazo a toda costa. El problema, en este caso, no es el tiempo entre el original y la secuela, simplemente es que ésta es muy pero que muy mala... Terrible, debo añadir. E imagino a los ávidos asistentes al Festival de Sitges de aquel 1984 relamerse con la gran noticia de la vuelta de un film que, en 1977, dejó gran sabor de boca en aquel, por entonces, indiscutible evento. THE HILLS HAVE EYES II es una ridícula excusa para desempolvar al pobre Berryman (un tipo que a mí nunca me ha provocado pavor, sino ternura) y, ya sin su característica familia, enfrentarlo a un insoportable grupete de corredores de motocross... Esto es una teen movie en toda regla, pero con una ristra de incongruencias tan grande que uno no sabe si va en serio o realmente le están tomando el pelo. De hecho, apuesto a que los tipos más subnormales que he visto en una pantalla, éstos, se podrían haber exterminado ellos solos a base de hacer el gilipollas. Sale el negro sonriente, el guaperas con flequillo, la tetona capaz de darse una ducha en mitad de la noche aunque ya hayan matado a alguien y hasta una ciega con poderes paranormales y jersey de punto... Así las cosas, yo me hubiese alineado con el pobre Pluto... ¡Y quién no!
Una bazofia del tamaño de Curitiba...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!