jueves, 9 de septiembre de 2021

Huir o empezar


 

En 1963, Jean-Pierre Melville adaptaba una novela de Georges Simenon, en la que se narraba la extravagante relación entre un banquero, obligado a huir a los Estados Unidos para eludir a la justicia, y un boxeador fracasado, al que adopta como una especie de guardaespaldas como único acompañante en su periplo. En realidad, L'AÎNÉ DES FERCHAUX termina siendo más un fino relato intergeneracional que el thriller que aparenta ser, y Melville incrusta su particular poética en mitad de estos dos hombres, tan diferentes en un principio, pero que terminan dependiendo el uno del otro, con formando una extraña familia. Y Belmondo compone uno de sus mejores papeles, con una química extraordinaria con el veterano Charles Vanel, registrando una cuestión de fe, cuando todos los indicios apuntan a la posibilidad, siempre presente, de una traición, la del alumno aventajado, mientras el viejo zorro, que se las sabe todas, va bajando la guardia y comprendiendo que, más que su perdición, ese joven desconocido puede ser su última oportunidad de redención, más moral que física. Melville rueda una película ardua de seguir, con continuos cambios de eje, y un pulso firme, pero que no es suficiente para elevarla a memorable. Un film muy reivindicable, pero que necesita de una gran exigencia para adentrarse en sus múltiples recovecos.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

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