viernes, 29 de enero de 2021

Guardar la compostura


 

Reconozco no ser un apasionado del género musical, hecho éste que me causa una dificultad añadida a la hora de enfrentarme a obras que, además de pertenecer a dicho género, profesan la difícil intención de innovar, subvirtiendo los parámetros consignados en los grandes clásicos. En este sentido, Rob Marshall es un tipo que lo lleva intentando desde hace ya un par de décadas, con resultados desiguales; y caí en la cuenta de que en su momento se me pasó por alto INTO THE WOODS, de 2014, con el que el salto, más que doble, es triple. Digo desde ya, que el film no es un desastre, y sí un estimable ejercicio de "incorrección controlada", sobre todo teniendo en cuenta las muchas trabas argumentales que suele imponer la Disney, a cambio de un jugoso sostén económico. Estrenada originalmente como un musical, obra del gran Stephen Sondheim, partía de varios cuentos populares (concretamente de los hermanos Grimm), entrelazados entre sí, para construir un artefacto nuevo y autoconsciente, como si los autores de "Hansel y Gretel" hubiesen escrito una sitcom y le hubiesen puesto letra. Aquí conviven "Cenicienta", "Caperucita roja", "Rapunzel" y "Jack y las habichuelas", no como episodios, sino como excusa argumental integrada en una historia principal, la de un matrimonio de panaderos que se pone en manos de una bruja, desesperados por no poder tener hijos. La película funciona, los números musicales no se ven forzados, y el juego propuesto bascula entre la satisfacción de reconocer los clásicos y la sorpresa de mwzclarlos entre sí. Ahora bien, justo a la mitad, y tras una frenética primera parte, la película realiza ese inesperado "tercer salto", rebatiendo todo lo descrito anteriormente y permitiéndose su pequeña travesura. De cómo seamos capaces de aceptar este intrincado juego depende que veamos INTO THE WOODS como una genialidad o una tontería con ínfulas; no me parece ni lo uno ni lo otro, y sí una película irregular en su osadía, que podría haber abierto un camino estimulante para un género normalmente impertérrito. Lo mejor, cómo no, Meryl Streep, Anna Kendrick, Emily Blunt y un sorprendente James Corden. Del lobo feroz ideado por Johnny Depp, prefiero que saquen sus propias conclusiones...
Saludos.

2 comentarios:

David dijo...

La vi en su día en el cine, pero no la he vuelto a revisar (mmm...saca tus propias conclusiones). Pero bueno, no me voy a poner duro. No salí digustado. Así que un poco en tu línea.
Creo que el musical es más fuerte y plantea algunas cosas que Disney modificó o cortó directamente. Aunque me temo que siendo cine y planteándola para "otro" público otra productora habría hecho lo mismo. Esto en teatro en su día debería ser la hostia. A mí me encanta No one is alone. Y estos días me ha dado mucho por Send in the clowns (ni los Simpson pudieron "estropearme" la canción Jajaja; que por cierto, está genialmente incluída cuando la serie era buena de verdad).
Saludos.

dvd dijo...

Send in the clowns es una obra maestra.
Esta peli... tiene su gracia, no te digo que no, pero le falta más riesgo. Como a casi todo, pero bueno...
Un saludo.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!